Los primeros 50 días de la nueva relación entre México y Estados Unidos están marcados por la mezcla de áreas clave como la seguridad y la economía, así como la dinámica entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump
por Carlos Montesinos| Foto Reporte Indigo |Reporte Indigo |11 de Marzo de 2025 |04:20 hs. En los 50 días transcurridos desde que Donald Trump regresó a la Casa Blanca, la relación con la presidenta Claudia Sheinbaum ha implicado reforzar y entrelazar estrategias de seguridad, economía y migración en una sola dinámica. La cual comienza a dejar sus primeros resultados que, a su vez, marcarán los próximos años.
Desde el 20 de enero, el Gobierno federal ha sorteado dos fechas límites para imponer aranceles —si bien con meros aplazamientos de un mes cada una—, el arranque del programa masivo de deportaciones que en un mes superó las mil 650 personas, así como la constante amenaza de intervención estadounidense en el área de seguridad.
Esto a la par de actos como las operaciones marítimas y aéreas de las Fuerzas Armadas estadounidenses en los límites del territorio nacional y el sorpresivo traslado de 29 narcotraficantes mexicanos. Situaciones que se realizaron bajo argumentos de seguridad nacional, según expusieron ambos gobiernos.
En este contexto complejo, las autoridades mexicanas lograron poner sobre la mesa datos lo suficientemente convincentes respecto a las acciones que se están llevando a cabo en las áreas de interés para Trump. Quien, además de presumir estas como victorias, incluso ha manifestado gestos de respeto a Sheinbaum.
Lo cierto es que la dinámica que se va construyendo entre Sheinbaum y Trump comienza a dejar sus primeros indicadores que, sumados a las tendencias que dejaron en marcha sus predecesores, dan pistas de cómo se podría forjar la nueva relación a partir de este constante intercambio en sectores clave de México y Estados Unidos.
En primera instancia, los aranceles de Trump a México y Canadá, para los que incluso ya se habían girado las órdenes administrativas correspondientes, generaron inestabilidad y grandes pérdidas en los mercados de valores. Lo que, sumado a la inflación, llevó a que instituciones financieras como Goldman Sachs o JP Morgan comiencen a hablar de recesión en EU.
En tanto que Sheinbaum defiende su estrategia de “cooperación sí, subordinación no” con argumentos como la reducción de 41% en los decomisos de fentanilo de acuerdo a la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). Sumando a otros informes alentadores por parte de autoridades estadounidenses.
Por ejemplo: el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) registró 87 mil muertes por sobredosis de fentanilo en EU entre octubre de 2023 y septiembre de 2024. Una reducción con relación a las 114 mil registradas el año fiscal previo y la cifra más baja desde que los fallecimientos superaron los 100 mil anuales en 2021.
Las modificaciones implementadas en el marco de la relación con Trump también le permiten a Sheinbaum celebrar indicadores como la reducción del 15% en menos de seis meses de Gobierno. Para contextualizar, López Obrador tardó cinco de los seis años de su mandato en reportar una disminución equivalente de ese delito.
El tenso respeto con Trump
El factor determinante en la relación bilateral es el estilo personal con el que Donald Trump conduce su administración. Por el cual ha apostado a entrelazar los temas que comprenden la agenda entre ambos países, así como marca la dinámica que mantiene con Claudia Sheinbaum al momento de negociar.
Para analizar este panorama, Reporte Indigo entrevistó al doctor Jesús López Almejo, académico de la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Baja California, quien destaca que Trump mantiene un respeto hacia Sheinbaum que no demuestra con otros mandatarios.
“Con la presidenta Claudia Sheinbaum, quizás por su vinculación con López Obrador con quien también tuvo una muy buena relación, ha dicho incluso entre su base republicana que es una mujer maravillosa, muy inteligente, una estadista”, dice al señalar que, si bien esto no aminora el estira y afloja con Trump, sí resulta favorecedor para la presidenta.
Complementando la capacidad de Sheinbaum para “el manejo de la sensibilidad por el narcisismo, la megalomanía y la grandilocuencia de Trump”, el internacionalista también destaca la labor del equipo que rodea a la mandataria, principalmente los secretarios Marcelo Ebrard, de Economía, y Omar García Harfuch, de Seguridad.
“Entre equipos se muestran los datos duros, los datos reales, veraces. Entre los equipos se le mata la narrativa a Trump, pero se le deja al equipo estadounidense que se avienten ese round con Trump”, explica. Tomando como ejemplo las reuniones de alto nivel realizadas en Washington D.C. cinco días antes de la imposición de aranceles.
También se refiere al Servicio Exterior Mexicano por haber estudiado la distribución electoral de Estados Unidos. Por lo cual, la posible respuesta a los aranceles no habría sido generalizada, sino “dirigida a afectar potencialmente a aquellas empresas ubicadas en estados y distritos mayoritariamente trumpistas”.
Aunque considera que hasta el momento las autoridades mexicanas han sabido negociar, incluso posicionando el mensaje respecto a qué hace EU para atender sus propios problemas, contempla que “en sí la dinámica no es sostenible y, si Trump quiere una buena relación, en algún momento se va a tener que sujetar a lo institucional”.
Más allá del aspecto bilateral, López Almejo también contempla que “una de las principales ventajas que tiene ahora México es que el Estados Unidos de Trump no se está concentrando específicamente en México. Para nuestra fortuna, Trump tiene un plan de ser disruptor a nivel sistémico y de estar compitiendo por la hegemonía con China”.
Incluso en esa aspiración, la estrategia de Trump puede resultar contraproducente pues las deportaciones masivas afectarán la economía estadounidense al reducir la mano de obra. Mientras que los aranceles podrían generar una crisis en México que detone otra ola migratoria, recordando lo que se vivió en la década de los 80.
Seguridad: la moneda de cambio
Ante las demandas estadounidenses que incluyen aspectos de seguridad y economía por igual, el Gobierno mexicano ha tenido que responder ajustando sus estrategias internas. Incluso si esto le ha significado dejar en el camino precedentes de cuyo impacto real aún falta más tiempo para conocer a ciencia cierta.
Para el doctor Josué Ángel González, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, la respuesta de Sheinbaum al tener que lidiar con un “bully” ha sido adecuada y por el momento no hay visos de una crisis diplomática. Sin embargo, hay otros aspectos de la relación que requieren análisis.
“Ahora la seguridad prácticamente no se va a desprender de la economía y del ámbito del comercio. Es decir, se va a volver una moneda de cambio”, señala al advertir que ambas áreas pasarán un efecto de “montaña rusa” al estar definidas por el vaivén de lo que Trump vaya planteando día con día.
Por el lado de México, menciona que “se puede interpretar como una ruptura o cuasi-ruptura con el Gobierno de López Obrador”. Puesto que durante estos primeros meses del sexenio de Sheinbaum se han reforzado las estrategias de captura de narcotraficantes, incautaciones e incluso las de carácter migratorio.
Como un ejemplo de esto destaca el envío de los 29 capos realizado en un “limbo legal”. Dado que, en vez de aplicarse la ley de extradición mexicana y el correspondiente tratado con EU, se recurrió a las facultades del Ejecutivo federal bajo el Artículo 89 constitucional y Ley de Seguridad Nacional a petición de la orden ejecutiva 14157 de Trump.
“Este vacío legal no da certeza jurídica ni al Gobierno mexicano, ni a los imputados, ni al Gobierno de EU”, explica el académico respecto a que los instrumentos mencionados no indican un proceso para trasladar personas. Mientras el Departamento de Justicia confirmó que buscará la pena de muerte, prohibida por las leyes de extradición, para al menos cinco enviados.
En una operación quirúrgica, el gobierno mexicano trasladó a Estados Unidos a 29 integrantes de la delincuencia organizada que se encontraban presos. Entre los más relevantes se encuentra Rafael Caro Quintero.
El especialista en seguridad menciona que enviados como Rafael Caro Quintero, si bien tuvieron gran responsabilidad en actividades delictivas hace años, hoy en día no se encontraban entre los elementos de mayor importancia en cuanto al trasiego de drogas hacia EU o la generación de violencia en México.
Por ello, considera que, en cuanto a la estrategia de seguridad, el envío de los capos “no necesariamente marca una modificación en los grupos criminales, en la dinámica de drogas, en las rutas, en los tipos de productos. Eso no va a pasar para el caso mexicano, entonces sí se puede entender más como una ofrenda”.
No obstante, considera que sí podría generar un cambio en cuanto a cómo se procesan este tipo de casos, que reconoce estuvieron “empantanados” durante años en el Poder Judicial. Por lo que esta medida, junto al cambio por la próxima elección de jueces, magistrados y ministros, podría llevar a una mayor economía procesal en temas que generen clamor público.