Aunque no todos los factores de riesgo son modificables, algunos hábitos pueden ser el primer frente para reducir el riesgo de afecciones cardiovasculares.
Lizeth Hernández | Foto Especial | Milenio |Ciudad de México / 04.02.2025 07:45:40. La alimentación y la actividad física son dos de los hábitos esenciales para la prevención de diversas afecciones, incluyendo los accidentes cerebrovasculares, sin embargo, no son los únicos.
Recientemente un grupo de investigadores encontró que el uso del hilo dental no solo elimina la placa y partículas de comida en los rincones de difícil acceso, también podría ayudar a reducir el riesgo de sufrir un ataque cerebral causado por un coágulo de sangre, además de brindar beneficios extra a los del cepillado y otros hábitos de higiene bucal.
¿Por qué el uso de hilo dental ayuda?
Tomando en cuenta que las enfermedades bucales son una de las afecciones más extendidas en el mundo, un grupo de médicos comenzó a analizar el papel del cuidado bucal dentro de la salud cerebrovascular.
Para ello dieron seguimiento a más de 6 mil estadounidenses quienes proporcionaron información sobre sus hábitos por 25 años. En este periodo 434 participantes sufrieron accidentes cerebrovasculares, de los cuales 147 casos fueron ocasionados por coágulos cerebrales, 97 por coágulos de origen cardíaco y 95 por el endurecimiento de las arterias más pequeñas.
Notaron que, independientemente del cepillado regular y las visitas periódicas al dentista, el uso de hilo dental estaba asociado con un riesgo 44% menor de accidentes cerebrovasculares cardioembólicos (aquellos relacionados con coágulos de sangre que viaja desde el corazón).
Los autores del estudio preliminar también reportaron 22% menos riesgo de accidente cerebrovascular isquémico, es decir, aquel que se produce por la obstrucción de una arteria que va hacia el cerebro y 12% menos riesgo de fibrilación auricular (ritmo cardíaco irregular).
Este último dato llamó la atención de los especialistas, pues la fibrilación auricular no solo es un padecimiento bastante común (se estima que más de 12 millones de estadounidenses la padecerán para 2030) sino que además es un potencial detonante de accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca u otras complicaciones cardiovasculares, según las Estadísticas de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares de 2025 de la Asociación Estadounidense del Corazón.
De acuerdo con el autor principal del estudio y presidente del Departamento de Neurología del Prisma Health Richland Hospital, el Dr. Souvik Sen, los hábitos de salud bucal están relacionados con la prevención de inflamación y endurecimiento de las arterias.
De ahí que un cuidado adecuado pueda implicar una reducción el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Los resultados aún son preliminares y se presentarán en la Conferencia Internacional sobre accidentes cerebrovasculares de la American Stroke Association 2025.
En tanto, Daniel T. Lackland, director director de la División de Neurociencias Traslacionales y Estudios Poblacionales del departamento de neurología de la Medical University of South Carolina considera que aunque hacen falta más investigaciones, de confirmarse el impacto de las prácticas de salud dental en la salud cardiovascular, podría incorporarse a los “8 elementos esenciales de la vida”, considerado por la Asociación Estadounidense del Corazón.
¿Cuáles son los factores de riesgo y cómo reducirlos?
Al día de hoy se ha comprobado que hay factores de riesgo que no se pueden cambiar, como la edad, características genéticas y enfermedades subyacentes como el cáncer.
No obstante, hay muchas otras que pueden modificarse como el sedentarismo, la alimentación o el consumo de tabaco y alcohol. De acuerdo con a Asociación Estadounidense del Corazón estos ocho puntos que pueden ayudar a reducir los riesgos y son:
Alimentación saludable: incluyendo alimentos integrales, muchas frutas y verduras, proteínas magras, frutos secos, semillas y aceites como el de oliva o el de canola
Actividad física: se recomienda que durante la adultez se practiquen 2 horas y media de actividad física moderada o 75 minutos de actividad física por semana.
Dejar el tabaco: la nicotina puede aumentar la presión arterial y frecuencia cardíaca a corto plazo. Además, su consumo a largo plazo está asociado con un aumento de triglicéridos, la reducción del colesterol “bueno” y la formación de trombos o coágulos.
Dormir bien: interrumpir los ciclos de sueños tiene un costo alto, ya que puede provocar niveles de presión más altos de lo normal, como explica la revista de la Universidad de Medicina de Chicago. Las personas requieren entre 7 y 9 horas de sueño para mantenerse saludables, ya que el descanso adecuado favorece al correcto funcionamiento de diferentes sistemas, además de ser vital para el proceso de regeneración y funcionamiento cerebral.
Controlar el peso: el corazón queda bajo mucha presión ante el sobrepeso y la obesidad ya que, según los estudios, necesita bombear más sangre a más volumen.
Controlar el colesterol: cuando esta sustancia cerosa se acumula de forma peligrosa comienza a adherirse a las paredes de las arterias, lo que reduce el flujo sanguíneo derivando en ataque cardiacos u otros problemas de salud.
Controlar los niveles de azúcar en sangre: la glucosa alta en sangre puede dañar los vasos sanguíneos y los nervios que controla el corazón, como señala el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos.
Controlar la presión arterial: esta condiciones puede estrechar y dañar las arterias, lo que finalmente afecta el flujo sanguíneo.