¿Eres cómo Messi, ‘ma’?, mujer explica su hijo que no siempre sellega al éxito en el primer intento.
Claudia Solera | Imagen Diseño: Antonio Texta| Milenio |México / 03.02.2025 04:08:26. Un largo camino hacia la igualdad. Desde que Diego de Godoy realizó el primer acto notarial en 1519, tuvieron que transcurrir siglos para que se registrara a una mujer en esta profesión.
No fue sino hasta 1955 cuando Laura Martínez Chanona, originaria de Tapachula, Chiapas, se convirtió en la primera notaria del país, abriendo una puerta que había permanecido cerrada para las mujeres durante casi 400 años.
Aunque el avance ha sido lento, los logros son significativos. Por ejemplo, en 2022, por primera vez, una mujer logró presidir el notariado nacional. Sin embargo, este logro no fue sencillo; antes de asumir la presidencia, enfrentó cinco carpetas de investigación que buscaron impedir su acceso al poder.
Este obstáculo refleja las resistencias estructurales que persistían contra la participación femenina en una posición de liderazgo.
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Antes de 2022, “ni siquiera había habido una candidata, ya no digas una presidenta”, señaló Guadalupe Díaz Carranza, presidenta del Colegio Nacional del Notariado Mexicano hasta este 31 de diciembre, en entrevista con MILENIO.
A pesar de los avances, las cifras revelan una marcada disparidad. Aunque el 89% del personal en las notarías del país son mujeres, la mayoría de las patentes siguen estando en manos de hombres. En la Ciudad de México, apenas hay 0.6 mujeres notarias por cada diez hombres.
Mientras que en entidades como Baja California Sur, Colima, Jalisco, Nuevo León y Sinaloa, ninguna mujer ha liderado un colegio notarial estatal.
La lucha de Guadalupe Díaz
Guadalupe Díaz ha sido la única mujer en registrar una candidatura y presidir el Colegio Nacional del Notariado Mexicano. Las barreras más difíciles las enfrentó durante la elección de 2022. Su carrera notarial había sido relativamente sencilla hasta que inició su campaña por la presidencia.
Fue acusada de corrupción, falsificación de documentos y de formar parte del Cártel del Despojo, una red dedicada al robo y falsificación de identidades para el despojo de bienes inmuebles en Oaxaca.
Con una licenciatura en derecho de la Universidad Iberoamericana de Puebla y casi 20 años de experiencia notarial, Guadalupe había ganado su patente mediante un examen de oposición en Oaxaca. Había presidido dos veces el colegio notarial estatal y había sido nombrada vicepresidenta de la zona sur del país.
Pensó que su candidatura sería una extensión natural de su trayectoria profesional, pero descubrió que aún había una gran brecha entre formar parte de la cuota de género y el acceso al poder real.
“Pensé que buscar la presidencia del Colegio Nacional sería muy fácil por toda la trayectoria que ya tenía, porque conocían mi trabajo. Sin embargo, me di cuenta de que cuando una mujer está siendo parte de una cuota de género y ‘las patitas de la mesa’, como lo era yo con los cargos que había tenido, todo parecía muy bonito. Pero cuando quise ser el centro de la mesa, la presidenta, ese día me llovieron los demonios. Sin fundamento legal alguno, me convertí en la delincuente número uno del país”, expresó Guadalupe Díaz.
Fortaleza en medio de la adversidad
Para encontrar la fuerza y las estrategias necesarias para romper las barreras históricas que incluso pusieron en riesgo su libertad, Guadalupe Díaz se apoyó en su familia. Su esposo asumió el manejo de las auditorías que la Secretaría de Hacienda lanzó en su contra y protegió a sus dos hijas adolescentes durante una etapa particularmente difícil.
“En mi estado, Oaxaca, no sólo recibí amenazas contra mis hijas, sino que tuvimos que contar con la protección del personal de la Defensa Nacional en nuestra casa. Mis hijas ya tenían edad para entender toda la violencia política que estaba sufriendo en redes sociales y medios de comunicación. Mi esposo tuvo que hacerse cargo de ellas y enfrentarse a las auditorías para que yo pudiera continuar. Fue una persecución tremenda, con tal de que yo abandonara la contienda”, relató Guadalupe.
Una llamada de Olga Sánchez Cordero, actual diputada federal y la primera mujer en ser notaria en la Ciudad de México, fue crucial para Guadalupe.
Sánchez Cordero la alertó sobre las cinco carpetas de investigación que habían sido integradas en su contra en Oaxaca y que, casualmente, le girarían un citatorio el día de la elección, el 12 de diciembre de 2022, con el objetivo de impedir que se presentara.
Con esa advertencia, Guadalupe permaneció en el norte del país, lejos de su familia, hasta el día de la elección. Tramitó un amparo para evitar su detención y logró participar en el proceso.
Sin embargo, no todo fueron amenazas y obstáculos. Guadalupe recuerda con gratitud un momento de apoyo inesperado durante la campaña. En un vuelo, una pasajera la reconoció por las noticias en su contra y se le acercó.
“Me preguntó: ‘¿Verdad que usted es la notaria que quiere ser presidenta?’. Respondí que sí. Entonces me dijo: ‘Le voy a pedir un favor: no se baje de la contienda, porque si usted se baja, va a bajar a todas las mujeres’. Esas palabras y el apoyo de mucha gente son cosas que nunca olvidaré”.
Guadalupe Díaz concluye su mandato como presidenta del Colegio Nacional del Notariado Mexicano el 31 de diciembre. Tras su nombramiento y el cambio de gobierno en Oaxaca, las cinco carpetas de investigación en su contra desaparecieron, y ninguna de las acusaciones pudo ser comprobada.
¿Qué desafíos aún enfrentan las mujeres?
La historia de Guadalupe marcó un hito, pero los desafíos para las mujeres en el notariado mexicano siguen siendo evidentes. En la Ciudad de México, por ejemplo, el proceso para obtener una patente es especialmente arduo y a menudo desfavorable para ellas. Es la entidad con menos patentes en manos de mujeres y con el examen de oposición más complejo para acceder a una notaría.
De acuerdo con Ana Treto, directora administrativa del Instituto de Investigaciones Jurídicas del Notariado (IIJN) de la Ciudad de México, un abogado promedio dedica alrededor de cinco horas diarias de estudio durante ocho años para superar este examen. Esto equivale a 14 mil 600 horas de preparación, una cifra que refleja el nivel de compromiso necesario.
Para las mujeres, sin embargo, el desafío es doble: además de esta extenuante dedicación, enfrentan el rol socialmente asignado de cuidadoras principales de hijos, padres y el hogar. Este esfuerzo, para ellas, se convierte en un auténtico acto de resistencia.
Marianne Ollivier Morán, madre de tres hijos, conoce bien esta realidad. Para ella, las cinco horas diarias no eran suficientes. Durante ocho años, estudió seis horas al día para obtener la patente de la notaría 8 de la Ciudad de México.
“Cuando me dijeron que tenía que estudiar seis horas diarias, siete días a la semana, los 365 días del año, pensé: ‘obvio están exagerando’. Pero, conforme avanzaba, me di cuenta de que era la realidad”, comparte Marianne.
El camino no fue fácil. En su primer examen, no logró obtener la patente. Tampoco en el segundo. Ni en el tercero. Fueron ocho años de intentos:
“Recuerdo ese primer examen. Llegué a casa y mis hijos me preguntaron: ‘¿Cómo te fue, ma? Con todo lo que estudiaste, seguro ya la hiciste’. Les tuve que decir: ‘Pues no, reprobé’. Fue una tragedia. Los niños lloraban y yo no sabía cómo consolarlos. Finalmente, les pedí calma y les expliqué que esto era parte del proceso. Que a veces hay que caer para poder levantarse”.
Uno de sus hijos, después de reflexionar, le respondió: “Ah, ya entendí, ma. Es como Messi: lo tumban, pero da dos vueltas, se levanta y sigue jugando”.
Esa noche, Marianne prometió no rendirse. Al día siguiente volvió al estudio, determinada a seguir adelante. Durante esos ocho años, sus hijos aprendieron a convivir con tres frases que ella repetía como un mantra:
“Tengo que estudiar, estoy cansada y no tengo paciencia”.
El esfuerzo titánico de Marianne finalmente dio frutos, pero su historia refleja también las barreras que enfrentan muchas mujeres en el notariado mexicano.
“Un gran problema es que las mujeres seguimos siendo las principales responsables de los hijos, mientras que los hombres pueden dedicarse a estudiar, respaldados por el apoyo de sus esposas. En mi caso, trabajaba, estudiaba, me encargaba de la casa y de los niños. Mi carga era abismalmente mayor que la de los hombres con quienes competían por una notaría. Ellos presentan el mismo examen, pero llegan después de dormir ocho horas; yo, con suerte, llegaba habiendo dormido cinco”, reflexionó Marianne.
Consciente de estas desigualdades, el Instituto de Investigaciones Jurídicas del Notariado de la Ciudad de México (IIJN) ha implementado medidas para aliviar estas cargas. Entre ellas, se encuentra una beca de 25 mil pesos destinada exclusivamente a abogadas, con el objetivo de permitirles reducir sus horas laborales y aumentar el tiempo de estudio, sin sacrificar tanto en el ámbito personal.
María del Pilar Reyes, con más de 25 años de experiencia en el ámbito notarial, es un claro ejemplo de cómo las responsabilidades familiares pueden interrumpir una carrera profesional.
A pesar de su trayectoria, la maternidad y la enfermedad de uno de sus hijos la llevaron a poner en pausa su profesión, pero hoy está completamente dedicada al estudio.
“Prácticamente, toda mi vida profesional he trabajado en notarías, desde que era pasante en la carrera. Sin embargo, aun cuando tenía el apoyo de mi familia y del papá de mis hijos, surgió un problema de salud con uno de ellos, y decidí hacer una pausa para atenderlos. Ahora, que ya son un poco mayores, he decidido retomar este camino”, compartió María del Pilar.
Su historia refleja no sólo la resiliencia de las mujeres en el ámbito notarial, sino también la necesidad de políticas que nivelen el terreno de juego. Acciones como las becas del IIJN representan un primer paso.
Ruth Aurelia Pensamiento, notaria en Chiapas, también ha buscado alentar a sus colegas mujeres desde la academia. Su labor incluye fomentar su participación en congresos internacionales y animarlas a ser las protagonistas de las ponencias.
“La mayor herramienta que tenemos las mujeres es la capacitación. Si conocemos un tema, eso nos da seguridad, y no nos dará pena hablar en público”, asegura Ruth.
Karen Rocío Trejo es otro ejemplo de perseverancia. Desde 2021, ha presentado cuatro exámenes de oposición en la Ciudad de México y se prepara para un quinto intento.
—¿Cuántas veces más lo intentará Karen? —
“Las que sean necesarias. Necesitamos a más mujeres de este lado. Que no nos espante porque sea difícil. Falta que nos quitemos de la cabeza esas telarañas que nos dijeron que el notariado es solo para hombres. No lo es. Además, estudiar nunca será una pérdida de tiempo. En el peor de los casos, si algún día decido tirar la toalla, quedará el aprendizaje, y eso nos ayudará a las mujeres a sentirnos más independientes, seguras, felices y realizadas”.