“Nuestro trabajo es nuestro legado, la Pensión Bienestar es nuestro derecho”: migrantes

La Red Nacional de Jornaleros de Estados Unidos ha solicitado al gobierno de México que extienda las prestaciones sociales a los casi dos millones de migrantes mexicanos mayores de 65 años que residen en ese país.

17 diciembre, 2024||Texto: Kau Sirenio| Foto: Jaime González| CIUDAD DE MÉXICO. – Ángela Sanbrano viajó desde Pasadena, California, a la Ciudad de México para unirse a sus compañeros de la Red Nacional de Jornaleras y Jornaleros de Estados Unidos, una red de organizaciones comunitarias que agrupa a 70 asociaciones de migrantes en Estados Unidos.

Vienen a promover una campaña en México para pedir al gobierno mexicano que extienda la Pensión Bienestar a aquellos que no cuentan con este apoyo, una pensión de unos 6 mil pesos (aproximadamente 300 dólares bimestrales).

“Nosotros trabajamos enviando remesas a México, contribuimos para que nuestras hijas e hijos pudieran estudiar en la universidad, apoyamos en las fiestas patronales y, en algunos casos, ayudamos a construir escuelas e iglesias en nuestras comunidades. Pero ahora, casi dos millones de adultos mayores mexicanos viven en condiciones precarias en Estados Unidos. Por eso, venimos a México a pedirle a la presidenta Claudia Sheinbaum que nos brinde acceso a la pensión de bienestar”, afirma Ángela Sanbrano, codirectora emérita de la Red.

La campaña incluye testimonios de jornaleras, como el de Martha Salazar, de 65 años, quien vive en Estados Unidos como migrante irregular. En una cartulina se lee:

“A los 40 años, con mucho esfuerzo, emigré desde Morelos para ofrecerles a mis hijos un mejor futuro y mantuve a mi familia desde lejos. Años después, un accidente laboral truncó mis planes”.

Sus reclamos, sin embargo, no encuentran eco en México.

Retribuir el trabajo
La campaña de la Red y la Radio Jornalera llegó a la conferencia del pueblo el miércoles, donde Ángela Sanbrano y María Marroquín expresaron su preocupación a la presidenta Claudia Sheinbaum. La mandataria respondió que su gobierno está revisando el caso y que se está evaluando el presupuesto para ver si es posible extender la pensión a los mexicanos en Estados Unidos.

Ante la falta de acceso a una pensión, Ángela Sanbrano explicó que esto se debe a que muchos adultos mayores migrantes no lograron regularizar su estatus migratorio, lo que les impidió trabajar con un seguro social que les permitiera cotizar para una pensión por jubilación.

María Marroquín, representante de la Red en Silicon Valley, California, recoge las necesidades de los migrantes mexicanos: “Es una justa retribución y reconocimiento al esfuerzo que millones de nosotros hemos realizado durante tantos años”, señala, antes de lanzar otra consigna:

“Nuestro trabajo es nuestro legado, la Pensión Bienestar es nuestro derecho”.
Ángela Sanbrano sostiene que este caso debería ser una alarma, ya que resulta paradójico que el dinero que los trabajadores migrantes envían a México a través de remesas contribuya al crecimiento económico de ambos países, pero que los migrantes irregulares mexicanos en Estados Unidos queden excluidos de ese progreso. Según las encuestas, el 95 % de los migrantes mexicanos en Estados Unidos trabaja en ese país, y el 92 % había trabajado en México antes de emigrar.

En su gira por México, las jornaleras de la Red y la Radio Comunitaria se reunieron con la Comisión de Migrantes del Senado y la Cámara de Diputados para proponer cambios en las leyes mexicanas que permitan a los migrantes acceder a los programas sociales, incluso fuera del país.

Trabajar en la precariedad
En Estados Unidos, la falta de contrato formal, prestaciones como seguro médico o fondos de ahorro para la jubilación, coloca a los migrantes irregulares en una situación de abandono, lo que los obliga a aceptar empleos mal remunerados.

Martha trabajó más de 25 años limpiando casas, pero no puede jubilarse en Estados Unidos. “Este es solo un caso, pero hay miles, millones de ellos. Durante años, el trabajo de personas como Marta Salazar ha sostenido la economía de ambos países: el estadounidense y el mexicano, a través del envío de remesas”, señala Ángela Sanbrano.

La vocera de la Red, María Marroquín, interviene: “Es sumamente triste que, después de trabajar durante tantos años y contribuir a ambas economías, no reciban una pensión en ninguno de los dos países”.

De acuerdo con la Oficina del Censo de Estados Unidos y el Pew Research Center, aproximadamente 1.9 millones de personas nacidas en México y mayores de 65 años residen en ese país. María Marroquín añade que, de esos casi dos millones de migrantes mexicanos, más de un millón son migrantes irregulares, quienes no tienen acceso a empleo ni a pensión. Como consecuencia, muchos de ellos han quedado abandonados a su suerte, pues sus ingresos apenas alcanzan para alquilar una vivienda o comprar alimento.

“La población de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos está envejeciendo y muchos no tienen una pensión adecuada ni ahorros suficientes para mantenerse”, afirma María Marroquín.

Ángela Sanbrano, de 83 años, concluye:

“A la mayoría les preocupa dónde vivir porque no tienen casa, y las rentas son muy altas. Como consecuencia, muchos terminan viviendo en sus carros, hacinados y sin comida, en muchos casos”.

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