COLUMNA FUTUREAMOS||Por Diana Daniels |Revista Fortuna |diciembre 5, 2024. Con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, el mundo enfrenta la reactivación de políticas comerciales proteccionistas que marcaron su primer mandato. Entre propuestas como un arancel universal del 10% y restricciones a importaciones clave, México, India y Europa emergen como jugadores clave en un tablero geopolítico redefinido por tensiones globales. ¿Qué significa esta nueva guerra comercial para México y su papel como el principal socio de Estados Unidos en las cadenas de suministro? ¿Cómo podría India competir por el título de “la fábrica del mundo”? ¿Y qué lecciones puede tomar Europa en medio de un conflicto energético y tecnológico exacerbado por la guerra en Ucrania?
México en el ojo del huracán entre el nearshoring y la automatización
La relocalización de cadenas de suministro hacia México bajo el T-MEC ha abierto una ventana de oportunidad estratégica para la región. Durante la anterior administración de Trump, México consolidó su posición como socio clave gracias a su proximidad geográfica y costos competitivos. Sin embargo, sería muy idílico pensar que una nueva administración trumperiana, sería un camino hecho de rosas. El panorama, no está exento de desafíos.
La adopción de tecnologías avanzadas en manufactura, como la robótica y la inteligencia artificial, está transformando las cadenas de valor globales. Aunque el nearshoring ha traído inversiones significativas, la creación de empleo no ha seguido el mismo ritmo. Según un informe de McKinsey, más del 50% de las tareas manufactureras pueden ser automatizadas, lo que reduce la necesidad de mano de obra intensiva. México deberá invertir en infraestructura tecnológica y formación de talento especializado para mantenerse competitivo.
La falta de infraestructura avanzada y los altos costos de logística interna son obstáculos significativos. México necesita modernizar su red de transporte y energía para capitalizar plenamente el nearshoring. Además, la incertidumbre política y las tensiones comerciales podrían influir en la percepción de los inversionistas.
Y los semiconductores Apá?
Uno de los sectores con mayor potencial para México, pero también con más desafíos, es la industria de los semiconductores. La creciente rivalidad entre Estados Unidos y China, combinada con políticas como el CHIPS and Science Act, ha impulsado la regionalización de cadenas de suministro críticas. En este contexto, México podría posicionarse como un actor estratégico, pero necesita superar limitaciones importantes.
La producción de semiconductores requiere personal altamente calificado en áreas como ingeniería, tecnología de materiales y física. Actualmente, México enfrenta un déficit en este tipo de talento especializado. Para competir con países líderes como Taiwán y Corea del Sur, será fundamental invertir en educación técnica y alianzas con universidades e institutos internacionales que puedan transferir conocimiento.
Por otro lado, la producción de semiconductores demanda instalaciones altamente sofisticadas, como clean rooms y acceso a tecnologías de punta, por ejemplo, las herramientas de litografía EUV. México aún carece de esta infraestructura, y desarrollarla requeriría inversiones iniciales que superan los $20 mil millones por planta. Esto plantea una barrera significativa, pero no insuperable, si se diseñan incentivos fiscales y subsidios específicos.
¿Es realista que México sustituya a Taiwán?
Aunque en el corto plazo es poco probable que México sustituya a Taiwán como líder en la fabricación de semiconductores avanzados, puede desempeñar un papel complementario en la cadena de valor. Por ejemplo, podría centrarse en el ensamblaje, pruebas y producción de semiconductores de baja y mediana gama, etapas menos complejas, pero igualmente importantes.
México tiene ventajas claras, como su proximidad a Estados Unidos, un mercado altamente integrado bajo el T-MEC y costos competitivos. Sin embargo, alcanzar el nivel de sofisticación de países como Taiwán requerirá:
Desarrollar Capital Humano: Invertir en la formación de ingenieros y técnicos especializados en tecnologías avanzadas
La producción de semiconductores y otras tecnologías avanzadas depende de una fuerza laboral altamente calificada. Según datos de la OECD (2023), México invierte solo el 0.5% del PIB en investigación y desarrollo (I+D), por debajo del promedio de 2.4% de países de la OECD. Esto limita la formación de ingenieros y técnicos especializados en áreas críticas como microelectrónica y tecnología de materiales.
¿Cómo lo hizo Taiwán? Creó el Industrial Technology Research Institute (ITRI) en la década de 1970, formando miles de ingenieros en colaboración con universidades y empresas privadas. Esto fue clave para que empresas como TSMC se convirtieran en líderes mundiales en semiconductores. México podría emular este modelo mediante:
Programas de capacitación en colaboración con empresas globales, como Intel o AMD, que ya tienen operaciones en la región.
Alianzas con universidades internacionales para desarrollar programas especializados en semiconductores, como el reciente programa de la Universidad Nacional de Singapur en inteligencia artificial aplicada.
Incentivos para retener talento local. Según la UNESCO (2023), el 12% de los ingenieros mexicanos emigran a Estados Unidos debido a mejores condiciones laborales.
La fuga de cerebros es un desafío crítico para México. Según la UNESCO, el 12% de los ingenieros mexicanos emigran a Estados Unidos en busca de mejores condiciones laborales. Para contrarrestar esta tendencia, es esencial que instituciones como el IPN y la UNAM implementen programas que ofrezcan oportunidades competitivas y fomenten la retención de talento especializado en el país.
Incentivar la Inversión: Ofrecer estímulos fiscales y políticas públicas que atraigan a fabricantes globales
El éxito en atraer inversión extranjera directa (IED) en sectores tecnológicos depende en gran medida de políticas fiscales competitivas. Según un informe del Banco Mundial (2023), países como Malasia y Vietnam han utilizado incentivos fiscales para atraer fabricantes de semiconductores, ofreciendo exenciones fiscales de hasta 10 años y financiamiento para infraestructura específica.
En México, el programa IMMEX ha sido efectivo para atraer inversiones en manufactura, pero necesita adaptarse para incluir sectores avanzados. Por ejemplo:
Ampliar exenciones fiscales a tecnologías estratégicas. En Estados Unidos, el CHIPS and Science Act ofrece $52 mil millones en subsidios para fabricantes de semiconductores, lo que podría redirigir inversiones hacia socios cercanos como México.
Subsidios directos para infraestructura tecnológica. Singapur invierte hasta el 30% del costo inicial de fábricas avanzadas en sectores prioritarios como semiconductores. Aunque México ha iniciado esfuerzos para impulsar su industria de semiconductores, aún queda camino por recorrer para igualar los incentivos ofrecidos por países líderes en el sector. La implementación de subsidios directos y políticas de apoyo más robustas podría ser determinante para el desarrollo y competitividad de México en esta industria estratégica.
Zonas francas tecnológicas. México podría establecer parques tecnológicos especializados, siguiendo el modelo de Shenzhen, que combina incentivos fiscales con acceso a infraestructura avanzada.
Alianzas estratégicas: La llave para el futuro de los semiconductores en México
La industria de los semiconductores no se construye en aislamiento. Con una cadena de valor altamente interdependiente, ningún país puede reclamar dominio absoluto sin colaborar con otros actores clave. Según la Semiconductor Industry Association (SIA) (2023), Estados Unidos, Japón y la Unión Europea controlan más del 80% de las tecnologías esenciales, como la litografía EUV (extreme ultraviolet), utilizada para fabricar chips avanzados.
Los recientes acuerdos internacionales muestran cómo las alianzas estratégicas son cruciales para avanzar en esta industria. Por ejemplo: Japón y Países Bajos como socios de Estados Unidos, empresas como ASML (Países Bajos) y Tokyo Electron (Japón) han sido esenciales para el desarrollo de tecnologías críticas, consolidando a estos países como aliados clave en el ecosistema global de semiconductores. La Transferencia tecnológica con India – En 2023, India firmó un acuerdo con Estados Unidos para desarrollar capacidades en la manufactura de semiconductores de nodos avanzados, inferiores a los 7 nanómetros, marcando un precedente para economías emergentes que buscan integrar tecnología avanzada.
¿Qué significa esto para México?
México tiene la oportunidad de posicionarse como un actor relevante en este sector mediante estrategias concretas:
Acuerdos Bilaterales con Socios Estratégicos: México puede integrarse en programas como el US-Mexico High-Level Economic Dialogue (HLED), priorizando proyectos conjuntos en semiconductores. Estos acuerdos permitirían al país beneficiarse de transferencia de tecnología y apoyo técnico, mientras fortalece su rol en la región.
Participación en Consorcios Internacionales: Unirse a iniciativas como el European Chips Act abriría acceso a tecnologías críticas, financiamiento y redes de colaboración global. Esto no solo diversificaría los socios tecnológicos de México, sino que también reforzaría su posición en las cadenas de valor globales.
Atraer Empresas Líderes con Estabilidad Regulatoria: La confianza es clave para atraer a jugadores globales como Foxconn y TSMC. México debe ofrecer un marco regulatorio que garantice transparencia y estabilidad, emulando el enfoque adoptado por India para asegurar inversiones tecnológicas estratégicas.
El desafío está en convertir las ventajas actuales en un ecosistema que soporte la innovación y la producción de alta tecnología.
México está en una posición estratégica para capitalizar las tensiones geopolíticas y las políticas de nearshoring, pero su éxito dependerá de su capacidad para superar barreras estructurales, invertir en infraestructura y formar talento especializado. Si se implementan las estrategias adecuadas, el país podría consolidarse como un actor clave en la industria de los semiconductores, complementando los esfuerzos de Estados Unidos para diversificar sus cadenas de suministro.
¿Trump Contra México: ¿qué pasaría si cumple sus amenazas?
Si Donald Trump cumple con sus amenazas de imponer un arancel universal del 10% y restricciones específicas a las exportaciones mexicanas. Este tipo de medidas podría desencadenar una serie de efectos económicos y políticos con implicaciones directas para el comercio, el empleo y la estabilidad regional. En este contexto, es crucial evaluar las posibles consecuencias de estas políticas y las opciones disponibles para el gobierno mexicano en términos de estrategia y diplomacia. Aquí los mayores impactos:
Impacto económico directo: El golpe a la competitividad
Las tarifas generalizadas sobre exportaciones mexicanas serían como un martillo rompiendo un cristal fino. Sectores como el automotriz, la electrónica y la agroindustria, pilares del comercio bilateral, se verían gravemente afectados. Los bienes mexicanos se encarecerían en el mercado estadounidense, empujando a importadores a buscar alternativas en India, Vietnam u otros países de América Latina.
Este desplazamiento no solo reduciría la participación de México en las cadenas globales de valor, sino que también golpearía a los pequeños y medianos empresarios que dependen del comercio transfronterizo. La pregunta clave: ¿puede México permitirse esta pérdida de competitividad?
El nearshoring en la cuerda floja: El fenómeno del nearshoring, que posicionó a México como el destino favorito para relocalizar cadenas de suministro bajo el T-MEC, podría tambalearse. La incertidumbre creada por las tarifas generaría dudas entre los inversionistas, afectando tanto a los grandes corporativos como a los pequeños proveedores locales. Si el atractivo de México como destino confiable para la inversión disminuye, países como India o Vietnam podrían aprovechar la oportunidad. Pero el verdadero impacto sería local: una desaceleración del nearshoring dejaría a miles de trabajadores mexicanos sin las oportunidades prometidas.
Empleo y crecimiento económico: La tormenta perfecta: Más del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos. Una interrupción significativa en este comercio no sería solo un golpe a la balanza comercial; sería una crisis para los estados del norte de México, altamente dependientes de la actividad económica transfronteriza. Baja California, Nuevo León y Coahuila sentirían el impacto con mayor fuerza, enfrentando aumentos en el desempleo y disminuciones en el crecimiento económico.
La relación bilateral: Un juego de tensión constante: Las políticas proteccionistas de Trump podrían revivir las tensiones del pasado. Las tarifas serían solo la punta del iceberg, acompañadas probablemente de presiones en temas migratorios y de seguridad. La diplomacia bilateral, ya complicada, se convertiría en un campo minado que México deberá cruzar con extremo cuidado.
Un escenario político delicado: Las opciones de México Si Trump cumple sus amenazas, el gobierno mexicano enfrentará una prueba de fuego que requerirá respuestas estratégicas tanto internas como externas. Las posibles implicaciones políticas y diplomáticas incluyen:
El renacimiento del nacionalismo económico: Las medidas de Trump podrían encender un discurso nacionalista en México, empujando al gobierno a adoptar una postura más combativa. Este enfoque, aunque atractivo para el público local, podría complicar las negociaciones bilaterales, especialmente si se percibe como una respuesta reactiva.
Presión interna sobre el gobierno: La administración enfrentará críticas de sectores empresariales y políticos que exigirán acciones inmediatas para mitigar los impactos de las tarifas. Los llamados a proteger las industrias nacionales y asegurar empleos serán cada vez más fuertes, aumentando la presión sobre la política exterior y económica.
El T-MEC: ¿un escudo o un desafío? Aunque el T-MEC establece mecanismos para resolver disputas comerciales, estos procesos pueden ser largos y no siempre efectivos frente a medidas unilaterales como los aranceles propuestos. México tendría que movilizarse rápidamente para aprovechar el apoyo de Canadá y buscar una posición unificada contra las políticas proteccionistas de Estados Unidos.
Más allá de la respuesta: Lo que México aún no está Haciendo para resistir a Trump
Las amenazas arancelarias de Donald Trump colocan a México en una encrucijada que exige una estrategia mucho más audaz y proactiva. Aunque el país ha implementado medidas diplomáticas y comerciales para mitigar el impacto, su dependencia del mercado estadounidense —que absorbe más del 80% de sus exportaciones— lo deja peligrosamente expuesto. Entonces, ¿qué debería hacer México que aún no está haciendo?
Primero, México necesita diversificar sus mercados. Los acuerdos internacionales como el T-MEC y el CPTPP ofrecen una oportunidad desaprovechada. Las exportaciones mexicanas a Canadá, por ejemplo, representan menos del 3% del total, y Asia sigue siendo un territorio inexplorado en términos de comercio significativo.
En segundo lugar, el país carece de un fondo nacional para la mitigación de impactos arancelarios. Este mecanismo podría ofrecer apoyos directos a exportadores y créditos blandos para pequeñas empresas que enfrenten mayores costos. A nivel interno, México también debe invertir en capacitación para modernizar industrias golpeadas por la disrupción comercial.
Otra gran ausencia son los incentivos fiscales estratégicos para industrias tecnológicas. Mientras países como Singapur subsidian hasta el 30% del costo de fábricas avanzadas, México no ofrece beneficios comparables para atraer a gigantes tecnológicos globales.
Finalmente, México debe fortalecer sus alianzas internacionales en sectores estratégicos. La integración en programas como el European Chips Act o acuerdos bilaterales tecnológicos con Japón y Corea del Sur podría posicionarlo como un actor clave en cadenas de suministro globales.
El desafío no es solo responder a Trump, sino anticiparse al cambio global. Para hacerlo, México debe ir más allá de la diplomacia tradicional y construir un futuro resiliente y diversificado, lejos de depender exclusivamente de su vecino del norte.
¿Trump, aranceles y México: ¿Una alianza forzada o un camino de ruptura?
La política exterior de Donald Trump nunca ha sido un misterio: aranceles, presión y proteccionismo. La gente que duda que hará lo que dice, sigue viviendo en utopía. El nuevo presidente estadounidense cumplirá sus promesas. Sin embargo, en este segundo mandato, las amenazas sobre México no solo encarnan un desafío económico, sino una prueba de fuego para la diplomacia y resiliencia del gobierno mexicano.
Un arancel universal del 10% podría ser el golpe más directo a la relación comercial bilateral en décadas. Las cadenas de suministro se tensionarían, el nearshoring perdería fuerza, y estados clave como Nuevo León, Coahuila y Baja California podrían convertirse en los principales perdedores de un juego geopolítico donde el tablero ya no está tan equilibrado como antes.
Pero la historia nos enseña que la adversidad trae consigo redefiniciones estratégicas. Para México, la clave estará en fortalecer sus nexos con Europa y Asia, incluso mientras sortea el inevitable conflicto con el vecino del norte. No será fácil, pero no sería la primera vez que un desafío externo redefine el curso de la economía y la política mexicana.
El regreso de Trump no sé si sea bueno o malo para México: pero sí sé que es un recordatorio de que la diplomacia, la estrategia y la unidad interna serán las herramientas más valiosas para navegar un mundo que, al igual que el mandato de Trump, es volátil, impredecible y, en ocasiones, brutalmente proteccionista. No podemos seguir divididos, ni chairos contra fifis, ni derecha contra izquierda. México está en el ojo del huracán, pero también está en posición de demostrar que puede resistir la tormenta y salir más fuerte. Y como sabemos todos los mexicanos, la unión hace la fuerza.
Diana Daniels es una emprendedora apasionada y líder social cuyo impacto trasciende fronteras. Fundadora de Cronos Group, ha liderado la provisión de servicios avanzados de voz y datos en mercados emergentes y de alto crecimiento, elevando los estándares de calidad y rendimiento. Como cofundadora de Net2Chain, está revolucionando la industria de telecomunicaciones con blockchain, fomentando la transparencia y eficiencia en transacciones digitales.
Su espíritu innovador también dio vida a TinkerLink, un mercado social que conecta a personas no bancarizadas con la revolución del dinero móvil, promoviendo el acceso a oportunidades laborales confiables. Diana es además socia fundadora de Reaction Global, un fondo de capital de riesgo enfocado en innovaciones con el potencial de impactar positivamente a mil millones de personas en una década.
A través de los podcasts Futureamos y Tech4sight, reúne a líderes influyentes para explorar escenarios futuros, brindando herramientas estratégicas y perspectivas transformadoras. Como fundadora de Opulix, ha creado un espacio digital para amplificar las voces de autores hispanohablantes, fomentando su impacto global.
Diana también dedica su tiempo a causas sociales como miembro del consejo de la Stanford Alumni Foundation, otorgando becas a líderes sociales, y de Formando Emprendedores, una plataforma que inspira a las personas a convertirse en ciudadanos participativos, líderes y emprendedores sociales. Su legado es un testimonio de su compromiso inquebrantable con la creación de un mundo más equitativo y próspero.