*El montaje del tradicional altar se dio en colaboración con el posgrado en Diseño, Planificación y Conservación de Paisajes y Jardines de la Unidad Azcapotzalco. *Esta ofrenda se distingue y se vuelve un vehículo para dar a conocer la contribución que la UAM hace desde sus diferentes recintos a esta tradición mexicana: José Antonio De los Reyes.
Con comida mexicana, veladoras, calaveritas de azúcar y su distintiva pipa, la Casa de la Primera Imprenta de América de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) recordó a Max Cetto (Coblenza, 1903- Ciudad de México, 1980), arquitecto, historiador y profesor alemán, quien hizo de México su segunda patria y construyó la mayor parte de su obra en torno al país.
Como cada año, el recinto cultural de la Casa abierta al tiempo, invitó a la inauguración de su tradicional ofrenda de muertos, montaje realizado por personal administrativo, trabajadores de base y alumnos y alumnas del posgrado en Diseño, Planificación y Conservación de Paisajes y Jardines de la Unidad Azcapotzalco.
Durante su visita, el doctor José Antonio De los Reyes Heredia, rector general de la Universidad, comentó que siempre es un gusto visitar esta ofrenda, resultado de la creatividad, el trabajo y la participación colectiva, con la que se rescata y da vida a las tradiciones que se enmarcan en el Día de Muertos.
Explicó que a través de esta iniciativa también se pone en valor el acervo con el que cuenta la Universidad, para dar a conocer a la sociedad en su conjunto el legado, la riqueza edilicia y el importante papel que jugaron figuras como Max Cetto en el desarrollo de la arquitectura en México.
De los Reyes Heredia refirió que, como cada año, esta ofrenda se distingue y se vuelve un vehículo para dar a conocer la contribución que la UAM hace desde sus diferentes recintos a esta tradición mexicana, la cual busca crear lazos entre nuestro mundo material y el mundo espiritual de nuestros ancestros.
A este respecto, el doctor Saúl Alcántara Onofre, coordinador del citado posgrado y profesor del Departamento de Medio Ambiente de la Unidad Azcapotzalco, señaló que en esta ocasión se dio vida al destacado arquitecto alemán, quien llegó a México en 1923 exiliado por la ocupación nazi.
Detalló que las fotografías que dan vida a este altar, provienen del museo sobre dibujo arquitectónico y el acervo de la sede Azcapotzalco, imágenes que dan cuenta de la historia de la arquitectura en la primera mitad del siglo XX en nuestro país y de sus protagonistas.
El presidente del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) precisó que aunque Cetto no hablaba español, se abrió camino en estas tierras con el apoyo de figuras como José Villagrán García, Luis Barragán y Juan O’Gorman, con quienes trabajó desde su llegada.
Asimismo, puntualizó que el autor de la Casa/estudio de Wolfgang Paalen en San Ángel, la casa del pintor Rufino Tamayo en Coyoacán y el Club Alemán de México, construyó un legado que se basó en una filosofía de la arquitectura atemporal y el perfecto equilibrio entre artificio y naturaleza.
Entre las instantáneas, puede apreciarse al Cetto al lado de Catarina Kramis en su casa en el Pedregal de San Ángel, entre edificios de talante funcionalista y bellos jardines que armonizaban con las condiciones del medio natural, el paisaje y los materiales.
Durante la visita estuvieron también presentes doctor el Antonio Zirión Pérez, director de la Casa de la Primera Imprenta de América, y la doctora Yissel Arce Padrón, coordinadora general de Difusión.