Brasil venció a Elon Musk. Un jaque mate al poderoso magnate de X

Musk acató las exigencias judiciales y pagó sus multas. Así terminó el conflicto que sienta un precedente de cómo enfrentar a los poderosos corporativos del universo digital.

Témoris Grecko |Milenio |Ciudad de México / 20.10.2024 00:04:00. Brasil aplacó las ínfulas de la poderosa red social de Elon Musk. A través de insultos al Tribunal Supremo Federal, el magnate había hecho alarde de su desafío al orden legal de ese país, luego de que ‘X’ estuviera suspendida por no cumplir órdenes judiciales relacionadas a la moderación de discursos de odio. Pero Musk terminó acatando calladito todas las exigencias y pagó sus multas completas.

El bofetón que recibió el hombre más rico del mundo por parte de un país gobernado por un exlíder sindical no sólo parece ir contra la tendencia. Da luces de las rutas que pueden seguir otras naciones y acaso propiciar un acuerdo internacional para enfrentar a los poderosos corporativos del universo digital.

​Para los 54 intelectuales que firmaron una carta abierta, “este es un momento decisivo para el mundo” en la lucha inaplazable por “recuperar la soberanía digital”.

En tiempos en el que el ágora –el espacio de debate público– ha saltado de las plazas a las redes sociales, la pregunta que surge es cómo establecer un orden que obedezca al interés público y no al de las empresas que las poseen. Aparece entonces el primer problema, el de la censura: los propietarios ordenan el cierre de cuentas y el bloqueo o la minimización de ‘trending topics’ que les incomodan.

Pero otro, igualmente grave, es el de la falta de moderación y la inflación de ciertos temas. Los discursos de odio en ‘X’, por ejemplo, las teorías de la conspiración de extrema derecha y las campañas de mentiras de este mismo sector tienen rienda suelta y son favorecidos desde que Musk –en clara promoción a la campaña de Donald Trump– invirtió 44 mil millones de dólares en la compra de esta plataforma de red social.

Entre ellos están los discursos de los activistas del movimiento de Jair Bolsonaro, que al amparo de Musk montaron campañas de falsedades que engañaron a millones de personas, con consecuencias tan graves como poner en riesgo directo el sistema democrático del Brasil y provocar un golpe militar que fue derrotado.

La justicia brasileña abrió investigaciones, decidió actuar en contra los responsables y por extensión someter a ‘X’ a las leyes federales. Musk decidió insubordinarse, montó un espectáculo de soberbia y vulgaridad, dijo ser un “fundamentalista de la libertad de expresión». Pero, como los golpistas, fue vencido.

Los casos de campañas de desinformación en México y Estados Unidos
​No es un caso especial. De hecho, es bastante común. Los alegatos de fraudes electorales, que no suelen basarse en evidencias pero sí medran en la credulidad de la gente, han sido argumentos de campañas de desinformación tras varios procesos electorales. El caso más relevante es el de noviembre de 2020 en Estados Unidos.

Después de que fracasó el entonces presidente Trump de forzar a su vicepresidente y a altos funcionarios a violar sus obligaciones constitucionales para desconocer los resultados en los que fue vencido, él y sus partidarios lanzaron oleadas de mentiras en las redes sociales para convencer de que le habían robado la victoria con manipulaciones del voto, aunque no presentaron ni una prueba.

Como consecuencia, el 6 de enero de 2021, cuando el Congreso tenía que certificar la victoria de Joe Biden, unos 2 mil 500 trumpistas convencidos de que salvaban la democracia asaltaron la sede legislativa, en un intento de golpe en el que algunos se proponían asesinar al vicepresidente Mike Pence y a la líder demócrata Nancy Pelosi, entre otros. El resultado: seis muertos, decenas de heridos, mil 350 acusados y medio millar de condenados por crímenes federales.

En México, analistas han revelado la existencia de campañas orquestadas para deslegitimar al gobierno con fabricaciones, como las que introdujeron a inicios de 2024 e impulsaron los ‘hashtags’ #narcodictadura, #narcopresidente y #narcocandidata; después intentaron generar la impresión de fraude, de nuevo sin evidencias; y más recientemente han girado al clasismo y la misoginia, promoviendo #presirvienta y otras más vulgares. Sin embargo, no se conocen investigaciones judiciales contra los responsables.

​Investigaciones contra las milicias digitales de Brasil
El 8 de enero de 2023, siguiendo el ejemplo trumpista, las huestes del todavía presidente Jair Bolsonaro tomaron las sedes de los poderes federales en Brasilia, la capital federal, para desconocer la derrota de su líder e impedir su relevo por Luis Inácio Lula da Silva. Grupos de militares y policías federales los apoyaron.

Estaban convencidos de que era un inmenso fraude electoral. Sin pruebas: ciertas figuras con amplio número de seguidores lo afirmaban en posteos en ‘X’ y eso les bastaba. También habían mentido durante la campaña, asegurando que Lula se proponía cerrar las iglesias, que proponía que los hombres pudieran usar los baños de las escuelas junto a “las niñitas”, entre otras muchas invenciones.

El golpe fracasó. Sin los muertos que pudo haber tenido, cientos de personas terminaron detenidas y mil 400 fueron puestas bajo proceso judicial. Sin embargo, quienes los instigaron con mentiras permanecieron activos, siguieron intoxicando la conversación pública y la vida política con falsedades.

Entonces el Supremo Tribunal Federal brasileño abrió dos investigaciones, una “de milicias digitales” y otra “de actos antidemocráticos”, y eventualmente les ordenó a plataformas, como ‘Facebook’, ‘Instagram’ o ‘X’, que entregaran las direcciones IP y de los usuarios de nueve cuentas vinculadas a dichas actividades ilegales y las suspendieran.

Por ejemplo, las del empresario Paulo Figueiredo Filho, nieto del presidente de la dictadura militar João Baptista Figueiredo, acusado de participar en el intento de golpe; y del bloguero Allan dos Santos, quien ya fue condenado a prisión por diseminar noticias falsas y se encuentra hoy prófugo en Estados Unidos.

Un ataque a la soberanía de Brasil
Al comprar X en 2022, Elon Musk restableció cuentas que los antiguos operadores habían prohibido y debilitó significativamente la política de moderación de contenido de la plataforma. Aunque se dice “fundamentalista” de la libertad de expresión, eso está en duda: los discursos del dueño y de quienes simpatizan con él reciben mayor difusión en ‘X’, mientras que aquellos que lo incomodan son minimizados.

Ante las instrucciones judiciales de Brasil, Musk ordenó incumplirlas y hacer el asunto público: en abril de 2024 el “equipo de asuntos gubernamentales globales de X” empezó a difundir sus críticas contra lo que llamó demandas “ilegales” del Supremo Tribunal. Elon planteó el conflicto como una lucha entre la luz de la verdad y la oscuridad de la censura, y de paso llamó a Alexandre de Moraes “dictador brutal”, “criminal disfrazado de Juez” y “el Darth Vader del Brasil”.

La guerra muskiana duró meses, con insultos y acusaciones a los que el juez Moraes respondió explicando que estaba actuando para limitar la incitación al odio en las redes sociales, entre otras cosas, porque el peligro para la democracia es auténtico. Finalmente, en agosto de 2024, dijo que procedería contra sus oficinas en Brasil.

Musk se divirtió mucho: anunció que las cerraba, al fin y al cabo ‘X’ podría funcionar muy bien en cualquier país desde Estados Unidos. Pero el juez advirtió que toda empresa nacional o extranjera que desee operar en Brasil debe tener representación allí; Musk se rehusó y, el día 30 de ese mes, el Tribunal –preocupado por proteger las elecciones de octubre– prohibió el funcionamiento de la plataforma.

Lula, quien empezó su carrera como líder del sindicato metalúrgico, apoyó el resolutivo ante una abierta agresión a la soberanía nacional. No era algo nuevo: el 25 de julio de 2020, en referencia al golpe en Bolivia, y a las críticas por la intervención gringa en ese país “para apoderarse del litio”, el multimillonario había proclamado: “Vamos a dar golpes de estado a quien queramos, ¡asúmanlo!”.

“Cualquier ciudadano de cualquier parte del mundo, que tiene una inversión en Brasil, está subordinado a la constitución brasileña”, respondió el mandatario. “La Corte Suprema tomó una decisión para que se cumplan ciertas cosas. O lo cumple o tendrá que tomar otra actitud. No porque el hombre tenga mucho dinero puede faltar el respeto. Este ciudadano es ciudadano estadounidense, no es un ciudadano del mundo. No puede andar ofendiendo al presidente, diputados, senadores, Corte Suprema. ¿Quién se cree que es?”.

Musk hizo como que se lo tomaba a broma: aunque Moraes intentó prevenir jugadas imponiendo multas diarias de 5 millones de reales (9 mil dólares) a quien usara VPNs para evadir las restricciones, los ingenieros implementaron un cambio de alojamiento de la red para engañar a los proveedores de internet y eludir el bloqueo.

Los bolsonaristas festejaron la maniobra, elogiando el “genio” de Musk: “Moraes, en el apogeo de su megalomanía, se peleó con uno de los hombres más inteligentes del mundo” –dijo el diputado Gustavo Gayer–; Deltan Dallagnol, exdiputado, describió la acción como un “golpe maestro” y citó a Chespirito: “pensó que iba a ser emperador del mundo, pero la respuesta de Elon Musk fue simple y directa: ‘no contabas con mi astucia’”.

Los mismos seguidores de Bolsonaro organizaron manifestaciones en las que se dijeron víctimas de una dictadura y del “tirano” juez Moraes: “Elon Musk ha sido un guerrero de la libertad de expresión”, declaró la diputada Bia Kicis. “La derecha está siendo oprimida, masacrada, porque la izquierda no quiere que la derecha exista”.

El propio Musk llamó a los brasileños a acudir en masa a las protestas y compartió el posteo de otro usuario que afirmaba que la prohibición de ‘X’ le había hecho ver al pueblo que “la libertad no es gratuita y hay que luchar por ella”.

Estos eventos sirvieron para generar apoyo para los candidatos bolsonaristas a cargos municipales en las elecciones que se aproximaban. Así, la intención del Tribunal de evitar interferencias en los comicios parecía convertirse en un tiro por la culata.

Y Elon Musk tuvo que capitular
De pronto, Musk dejó de publicar mensajes sobre el Brasil para concentrarse en asuntos de sus compañías ‘Tesla’ y ‘SpaceX’. Abandonó su batalla por la libertad de expresión sin explicar la razón. Cerró la boca.

​Moraes le impuso a ‘X’ una penalización de 5 millones de reales (unos 900 mil dólares) por cada día que la plataforma continuara disponible. Esto se convirtió en un primer retiro de 18.35 millones de reales (3 millones 300 mil dólares) de cuentas de ‘X’ y también de ‘Starlink’, la compañía de internet por satélite del magnate.

Fue un jaque mate pero no el que festejaban los bolsonaristas. ‘X’ se apresuró a cumplir lo que exigía el Tribunal: contrató a un despacho de abogados como representante en el país, entregó la información requerida y bloqueó los nueve perfiles de la desinformación. El 8 de octubre, el juez autorizó su restablecimiento. La prensa financiera anglosajona –la que más le importa a Musk– dio cuenta del impacto:

“Se trata de una capitulación significativa de parte del hombre más rico del mundo”, señaló Bloomberg.

La lectura fue mucho más allá de lo económico. El combate Musk-Brasil fue seguido con seriedad en los ámbitos  de la cultura, la política y las tecnologías de la información. En septiembre, 54 intelectuales (dos de México: Marcela Amaro, de la UNAM, y Paola Ricaurte Quijano, del ITESM) firmaron una carta abierta titulada “Contra el ataque de las ‘Big Tech’ a la soberanía digital”:

“[La disputa es] el ejemplo más reciente de un esfuerzo amplio para restringir la capacidad de las naciones soberanas para definir una agenda de desarrollo digital libre del control de megacorporaciones con sede en Estados Unidos”.

Este caso se ha convertido en el principal frente de un conflicto global, dice la carta. El problema debe ser resuelto no sólo por los gobiernos, afirman, sino por el sistema de Naciones Unidas: “es un momento decisivo. Un enfoque independiente para recuperar la soberanía digital y el control sobre nuestra esfera pública digital no puede esperar”.
https://www.milenio.com/internacional/musk-vs-brasil-derrota-hombre-rico-mundo

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