El caso de Servando Salvador Salazar es único en el país: desapareció dentro de la fábrica donde trabaja, en Tijuana. Su familia lo busca, sus compañeros también. La empresa está en disposición de colaborar, pero a casi 3 meses de su desaparición, nadie sabe dónde está.
17 octubre, 2024|Texto: Alejandro Ruiz |Foto: Alejandro Ruiz y Especial |Pie de Página |CIUDAD DE MÉXICO. – El 23 de agosto Servando Salazar Cano llegó a su trabajo en la maquiladora Prime Wheel, una empresa china que fabrica rines para autos en Tijuana, Baja California.
Era viernes, entre las 8:15 y 8:20 de la mañana. Su esposa, Wendy Bravo, lo sabe bien, pues a esa hora Servando le envió un mensaje, como usualmente lo hacía. Cuatro horas después, a las 12:50 de la tarde, Servando le envió otro mensaje para contarle sobre un entrenamiento que había tenido en la mañana. Eso es lo último que ella sabe de él.
Al día siguiente Wendy denunció su desaparición después de ir a buscarlo a la fábrica, donde encontró sus cosas y su automóvil estacionado.
La Fiscalía estatal comenzó las indagatorias y rastrearon su celular, el mismo que encontraron en una plaza comercial cerca a la fábrica. El teléfono lo tenía una mujer, quien explicó a las autoridades y a la familia de Servando que lo había encontrado tirado.
Al revisar el teléfono, encontraron un mensaje, donde avisaba a uno de sus supervisores que saldría a comer. Esto fue una hora después de que Wendy y él hablaran por última vez.
“Sabemos que después le envió un mensaje a su supervisor para decirle que iba ir a comer”, dice Wendy con la voz entrecortada y una playera con el rostro de Servando, quien desde ese día no aparece.
La última noticia que tuvieron de él fue eso, que iba a salir a comer, pero al acabar el turno, Servando no llegó a su casa.
La Fiscalía de Baja California revisó las cámaras de seguridad de la fábrica. Ahí, se dieron cuenta de algo: Servando nunca salió del trabajo.
“En un país como el nuestro podría pensarse que su caso es el de otro desaparecido, pero no es así. Es la primera vez en el país que alguien desaparece adentro de la fábrica donde trabaja. Nadie sabe dónde está”, dice Wendy. Y tiene razón.
Un caso paradigmático
Aún en las peores épocas de la guerra contra el narcotráfico, en el país no se tiene registro de que un trabajador desapareciera dentro de una maquila. Es decir, de las más de 117 mil personas desaparecidas en el país, Servando Salazar es la única que desapareció en su trabajo, mientras trabajaba.
Desapareció entre más de 5 mil trabajadores, en una de las maquilladoras más importantes de Tijuana. Servando desapareció en una empresa transnacional que diariamente maquila 20 mil rines.
La primera hipótesis que lanzaron las autoridades, según una declaración de la Fiscal General de Baja California, María Elena Andrade, es que su ausencia está relacionada a el robo de insumos que algunos trabajadores hacían dentro de Prime Wheel. Servando, según esta narrativa, conocía esto, y estaba en desacuerdo.
La hipótesis tiene sentido porque Servando, antes de desaparecer, era jefe de mantenimiento en el área de Hornos, cargo que comenzó a ejercer dos semanas atrás.
Los primeros tres detenidos por el caso fortalecen esta narrativa, pues son trabajadores del área donde se vio a Servando por última vez. Uno es gerente, otro, operador, y uno más un superior de ambos. Todos, están consignados en la carpeta de investigación 68/36/24, en Baja California.
Sin embargo, Wendy Bravo y Clarisa Salazar (la hermana de Servando), afirman que ninguno de los tres detenidos ha querido aportar información sobre el paradero de Servando. Por eso, sospechan: “Tiene que haber alguien de mayor rango involucrado en su desaparición”.
Sus sospechas se fortalecen al ver la dinámica de los hechos de aquél día: primero, que a Servando lo aislaron del resto de los trabajadores, dejándolo a solas en el área de Hornos. Segundo, porque el área donde él estaba es un punto ciego para las cámaras de seguridad. Y tercero, por una irregularidad en la investigación de la Fiscalía:
“Primero dijeron que habían encontrado sangre en los baños de la planta. Después, dijeron que analizaron la sangre, y que siempre no era sangre. Esa contradice y genera sospechas”, comenta Jaime Cota, dirigente sindical de Baja California.
Pese a esto, Wendy reconoce que la empresa ha estado en disposición de colaborar en la búsqueda de su esposo. Sin embargo, añade: «Eso sí, no han parado la producción».
El factor near shoring
Las sospechas de la familia y compañeros de Servando aumentan cuando observa el panorama en la región, el cual allana el camino a empresas como Prime Wheel para impulsar la nueva política económica del nuevo gobierno Federal: la relocalización de empresas.
“Prime Wheel no es una empesa pequeña, es transnacional. Tiene 7 plantas, es enorme. Sus gerentes en México tienen buena relación con la gobernadora Marina del Pilar, con la presidenta municipal, Montserrat Caballero, y también con la Fiscal y otras dependencias”, explica Jaime Cota, dirigente obrero.
Para él, que la Fiscalía estatal haya eliminado la evidencia de sangre en los baños sólo fue una medida para proteger a la empresa china. Cota asegura que, de verificarse que hay sangre, la empresa podría ser acreedora a una sanción.
“Además, desde que salió a la luz la desaparición de Servando, otros trabajadores han denunciado las irregularidades en ese centro de trabajo: pésimas condiciones de seguridad e higiene. Por ejemplo, hay trabajadores que mostraron sus brazos llenos de cicatrices o quemaduras”.
La afirmación de Cota la respalda el integrante del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical, Héctor de la Cueva, quien añade que, de mínimo, tras la desaparición de Servando, las autoridades laborales debieron realizar una inspección en la fábrica. Pero no lo hicieron.
“Más allá de las sanciones penales, o económicas, la empresa debería también tener una sanción laboral por este caso. Esto, por algo muy simple: si el trabajador desapareció en su centro de trabajo, durante su horario, la empresa debía ser la encargada de brindarle seguridad. No lo hicieron”.
Los días pasan, y cada minuto cuenta. Por eso, la familia de Servando Salazar pedirá a las autoridades federales que atraigan su caso.
Wendy, su esposa, concluye:
“Yo necesito saber dónde está mi esposo, no necesito dinero. Les pedimos, por favor, que nos hagan caso, porque esto ocurrió, y es un caso extraordinario que debería alarmarnos a todos”.