A pesar del incremento en padecimientos mentales el presupuesto para atender este aspecto de la salud no alcanza el cinco por ciento recomendado por organizaciones internacionales.
Elizabeth González-Manrique| Reporte Indigo |12 de Ago, 2024. De acuerdo con el Plan Sectorial de Salud y Adicciones, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en México se ha registrado, durante los últimos años, un incremento de 25 por ciento en la incidencia de trastornos como ansiedad y depresión, diagnósticos a los que el sector salud no ha podido hacer frente.
Después de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) realizó el censo 2020, reveló que hay más de 590 mil personas, 54 por ciento hombres y 46 por ciento mujeres, con algún padecimiento mental en el país.
Condiciones como un estilo de vida rápido y lleno de estrés, el entorno socioeconómico y familiar, la falta de descanso e incluso una mala alimentación son algunos de los factores que han afectado a la sociedad mexicana en los últimos años y que los han llevado a padecer ansiedad y depresión.
Además del aumento de personas que padecen trastornos mentales, afecciones de salud física graves y crónicas como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, se conjuntan con estas enfermedades, provocando un problema de salud pública sin precedentes.
Del total de defunciones registradas en 2023, el 89.5 por ciento fue por enfermedades relacionadas con la salud física, mientras que el 10.5 por ciento ocurrieron por causas como accidentes, homicidios y suicidios, de acuerdo con las Estadísticas de Defunciones Registradas (EDR) 2023 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Presupuesto insuficiente
De acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, de 2016 a 2023, el gasto en salud mental en México se ubicó entre 1.3 por ciento y 1.6 por ciento del presupuesto total de salud.
Desde 2013, se estimaba que la brecha de atención en la región era de aproximadamente 81 por ciento, de acuerdo con la Secretaría de Salud, es decir, que 8 de cada 10 personas no recibían el tratamiento pertinente para combatir estos padecimientos.
La mayor brecha se presentaba en los trastornos de ansiedad donde 86 por ciento de la población no recibía atención. Durante 2020, año en el que comenzó la emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19, las consultas de salud mental cayeron alrededor del 62 por ciento.
Según recomendaciones de organismos internacionales, como la OMS y la OPS, para abatir este déficit, es necesario que los gobiernos realicen una mayor y mejor inversión.
Países con un ingreso similar al de México invierten alrededor del cinco por ciento de su presupuesto total para salud, mientras que para naciones con ingresos altos se recomienda una inversión del 10 por ciento.
Para este 2024, se proyecta una inversión en salud mental de 1.3 por ciento del presupuesto total para salud, equivalente a 3 mil 724.5 millones de pesos, en tanto el de 2023 fue de 3 mil 707.
La mayor parte de este presupuesto fue asignada a la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones, seguido de los Centros de Integración Juvenil y, finalmente, una pequeña parte al Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
A pesar del aumento entre 2023 y 2024, en el desglose de presupuesto para cada uno de los programas el único aumento significativo será en el rubro “Actividades de apoyo administrativo” con 78.2 millones de pesos más, equivalente al doble del monto aprobado para 2023.
Por otra parte, el aspecto “Atención a la salud” tendrá un aumento equivalente a 2.3 por ciento. Es por ello que en términos netos, los programas de prevención tendrán, este 2024, una disminución de 98.2 millones de pesos, con respecto al monto aprobado para 2023.
A nivel regional, ante la crisis de salud mental sin precedentes, originada por las condiciones que primaron durante la pandemia de COVID-19, la Comisión de Alto Nivel sobre Salud Mental, de la Organización Panamericana de la Salud, publicó la Nueva Agenda para la Salud Mental en las Américas (NASMA) en 2023.
La NASMA son un conjunto de políticas para abatir esta crisis ofreciendo soluciones a corto plazo, a la vez que se crean bases para ofrecer medidas que ayuden a dar más y mejor atención en el largo plazo.
En esta agenda se incluyen objetivos mundiales y regionales contemplados en el Plan de acción integral sobre salud mental 2013-2030, que la OMS publicó en 2021, además de las metas proyectadas en la Agenda 20230 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas.
Entre las 10 recomendaciones que se hacen a los gobiernos de países de América destacan elevar la salud mental a nivel nacional y local e integrarla en todas las políticas de Estado.
También se incluyen aumentar la cantidad y calidad del financiamiento, promover la salud mental a lo largo de la vida, mejorar y ampliar los servicios a nivel comunitario, fortalecer la prevención del suicidio, así como adoptar un enfoque de género y abordar el racismo y la discriminación.
Para que México alcance los niveles promedio de inversión en salud mental de la región, debería destinar, al menos, el 2.2 por ciento del presupuesto de salud en este rubro.
Para cumplir con estas metas y objetivos, en 2023 se creó en México la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA) en la que tres instancias como el Secretariado Técnico del Consejo Nacional de Salud Mental, los Servicios de Atención Psiquiátrica y la Comisión Nacional contra las Adicciones, combinan sus actividades para ofrecer un plan integral en torno a la salud mental de los mexicanos.
Salud mental para todos
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF), solo el 20 por ciento de las personas que padecen enfermedades mentales recibe atención profesional y, en varios de estos casos, el diagnóstico tarda varios años en llegar.
Carmen Amezcua, médica psiquiatra con especialidad en Psiquiatría Integrativa quien colabora con Piar Consultoras, destacó que en México, al igual que a nivel regional y mundial, la salud mental pasa por una crisis que requiere una nueva forma de pensar y de ser atendida.
Amezcua señala que este problema afecta principalmente a las mujeres, pues un gran porcentaje de quienes padecen depresión y ansiedad pertenecen al sexo femenino. La especialista también menciona la importancia de darle dimensión a este problema de salud pública.
“México realmente no lo está pasando nada bien en el tema de salud mental. Hay que tomar en cuenta el tema de salud mental, estamos hablando de cerca de un millón 600 mil personas en el país que padecen alguna condición mental, de los cuales el 54 por ciento son mujeres”, aseveró.
Amezcua considera que los gobiernos, a la vez que trabajan en políticas públicas que logren abatir el déficit presupuestario y de recursos humanos respecto a la salud mental, deben trabajar en otras áreas que vulneran el bienestar de la mente.
“En nuestro país, como ocurre en otras regiones del mundo, estamos atrapados en un ciclo sin fin de conflictos, que van desde los problemas sociales, de inseguridad y violencia, hasta los desastres naturales derivados del cambio climático que cada vez afectan a más personas, generando un aumento del sufrimiento psicológico”, señaló.
Aunque la pandemia de COVID-19 mostró la importancia de la salud mental, no se han logrado incrementar los niveles de atención, independientemente de que el presupuesto ha oscilado entre el 1.3 y el 1.6 por ciento del gasto total en salud.
La OMS señala que las principales amenazas a la salud mental son las recesiones económicas, la polarización social, las emergencias sanitarias y humanitarias, el desplazamiento forzado y la crisis climática.
Otro punto resaltado por la Organización Mundial de la Salud es distinguir demográficamente a los grupos afectados, pues aunque este tipo de padecimientos pueden ocurrir a lo largo de toda la vida, de acuerdo con la OPS y la OMS, aquellos que ocurren en la primera infancia son particularmente perjudiciales.
Déficit humano
Con más de 69 millones de personas sin seguridad social, de acuerdo con el Inegi, el costo promedio invertido en salud mental por persona es de 3 dólares, con un tipo de cambio de 18.18, por lo que para igual el nivel de inversión promedio en la región, México debería invertir 4.9 dólares más por persona, de acuerdo con la OMS y la OPS.
Para cumplir con los parámetros impuestos por organizaciones mundiales, en el país se deberían invertir, al menos este año, un total de 9 mil 998.9 millones de pesos, lo que representa triplicar el presupuesto proyectado para 2024.
“Un parteaguas para el tema de salud mental fue la pandemia. De acuerdo con el Plan Sectorial de Salud y Adicciones, el incremento de enfermedades mentales en el país es arriba del 25 por ciento, lo cual, ciertamente, se trata de una cifra desgarradora. Esto se ve en niños, adolescentes, adultos y adultos mayores, en enfermedades como la depresión, la ansiedad, los trastornos de alimentación y el trastorno estrés postraumático.
“Ahorita vemos en nuestras familias, hay algún familiar en nuestra casa que tiene algún tipo de problema de salud mental o entre nuestros compañeros de trabajo, si hay definitivamente este aumento en la prevalencia de enfermedades mentales a nivel mundial y en México, estadísticamente lo tenemos comprobado. Los servicios de salud mental están saturados, tanto a nivel público, como a nivel privado, entonces, la salud mental se ha convertido en un problema bastante grave para el país”, explicó la psiquiatra Carmen Amezcua.
Amezcua mencionó la importancia de cambiar el pensamiento colectivo en torno a la salud mental, aunque sí bien en los últimos años las personas se han mostrado más receptivas a recibir ayuda, aún falta mucho por cambiar.
La psiquiatra también resalta la importancia de combatir el déficit de profesionales de la salud mental que hay en el país, pues en México no se alcanza la cifra de un psiquiatra por 10 mil habitantes.
“Tristemente, al día de hoy, casi el 80 por ciento de las personas que tienen algún síntoma, algún problema de salud mental, no van a recibir de primera mano el apoyo de un profesional. El estigma sigue siendo un tema importante, aunque gracias a las redes sociales y a la comunicación que tenemos hoy con respecto a estos temas la gente está un poco más informada y habla de sus problemas de salud mental no como lo hacíamos hace una década donde prácticamente estábamos en el closet todos aquellos que contábamos con un problema de salud mental, hoy hay más apertura sin embargo, no es fácil y creo que es importante decirlo.
“México, es uno de los países que menos psiquiatras y menos psicólogos tiene per cápita, ni siquiera alcanzamos a tener un psiquiatra por cada 10 mil habitantes. O sea, a nivel mundial, somos probablemente el país que menos psiquiatras, menos especialistas médicos en salud mental tenemos. Entonces hay un déficit de profesionales de la salud. Esto, que es muy es importante ha sido tomado en cuenta por el Plan Sectorial de Salud de Adicciones durante este sexenio y yo supongo que vendrá una continuidad del mismo para poder incrementar el número de profesionales, pues este tema del acceso limita mucho a la gente”, afirmó.