La artista mexicana desafía convenciones culturales y políticas a través de obras personales que exploran identidad, feminidad y violencia de género. Su legado artístico sigue siendo un símbolo de resistencia y autenticidad en el arte contemporáneo.
Karina Corona| Reporte Indigo |12 de Jul, 2024. Frida Kahlo es una de las figuras más emblemáticas del arte que trasciende las fronteras de México para convertirse en un icono a nivel internacional. Su vida y obra, marcadas por el sufrimiento físico y emocional, así como el uso de su imagen como parte de la cultura pop continúan intrigando a generaciones enteras, motivo que la consolida, a 70 años de su deceso, ocurrido el 13 de julio de 1954, como objeto de estudio y “un fenómeno” de admiración en todo el mundo.
El impacto de la artista mexicana se manifiesta de diversas maneras, desde su influencia en el arte moderno y contemporáneo, hasta su papel como símbolo del empoderamiento femenino y de identidad cultural mexicana. Un dato que ilustra su resonancia global es la venta de su obra Dos desnudos en el bosque (La tierra misma) en una subasta de Christie’s en Nueva York en 2016. Este cuadro, vendido por 8 millones de dólares, tiene el récord para una obra de una artista latinoamericana, convirtiéndose en la pieza más cara del catálogo de la pintora.
Para comprender la importancia de Kahlo, siete décadas después de su fallecimiento, se exploran aspectos clave de su vida y legado. En colaboración con Helena Chávez MacGregor, investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, y Luis Vargas, curador e historiador de arte, se analiza su impacto como precursora del feminismo, la cobertura mediática de su muerte y el surgimiento del marketing y la iconografía que rodean su figura en el arte contemporáneo.
El día que murió Frida Kahlo
La artista hizo las últimas intervenciones a su diario con pensamientos sobre la muerte y dibujos de ángeles negros. En una de las últimas páginas escribió: “Espero alegre la salida y espero no volver jamás”.
En la madrugada del 13 de julio, Frida se quejó de fuertes dolores, según cuenta la escritora Hayden Herrera. A las seis de la mañana, su enfermera vio que Frida tenía los ojos abiertos y su cuerpo estaba frío. El acta de defunción indica que su muerte se debió a una embolia pulmonar, aunque muchos creen que la artista se suicidó o murió por sobredosis.
El libro Frida íntima de Isolda Pinedo Kahlo sugiere una versión poco conocida: Frida fue encontrada sin vida en el baño, un dato que Diego prefirió omitir. No se le practicó autopsia, a pesar de que su cuerpo presentaba moretones.
Vestida con un traje de tehuana, huipil blanco de Yalalag y un collar de Tehuantepec, el cuerpo de Frida fue colocado en un ataúd y llevado al Palacio de Bellas Artes, a las 19:00 horas, donde permaneció hasta la mañana siguiente. Se dice que toda la tarde del 14 de julio de 1954, la lluvia cayó sobre la Ciudad de México.
Entre las personalidades que asistieron al homenaje estaban Lázaro Cárdenas, David Alfaro Siqueiros, Carlos Pellicer, Lola Álvarez Bravo, Juan O’Gorman, Aurora Reyes y José Chávez Morado. Además de los familiares de Frida y Diego, asistieron estudiantes, representantes de la embajada rusa y miembros del Partido Comunista.
El entonces director del Palacio de Bellas Artes, Andrés Iduarte, fue destituido por permitir que el féretro estuviera cubierto con la bandera roja de la U.R.S.S., ostentando el emblema de la hoz y el martillo. Poco después de las 21:00 horas, el general Lázaro Cárdenas y otros miembros de la comunidad cultural acudieron a la capilla. Por la noche, el recinto se cubrió de coronas y ofrendas florales enviadas por parientes, amigos y admiradores. Cortinas negras cubrían las paredes, columnas y barandales.
Las personas se formaban en largas filas a ambos lados del ataúd gris adornado con rosas rojas. Una ventanilla en la parte posterior permitía ver el rostro de Frida.
A la mañana siguiente, en la cobertura del deceso se narró el momento en que fue cremada en el Panteón Civil. La caravana fúnebre, encabezada por Diego Rivera, el expresidente Lázaro Cárdenas, el ingeniero César Martino y Andrés Iduarte, quienes se dirigieron al crematorio del cementerio civil de la Ciudad de México.
En el libro Frida Kahlo: una vida abierta, Raquel Tibol narra cómo los presentes, dirigidos por Concha Michel, entonaban La Internacional, canciones revolucionarias y corridos. David Alfaro Siqueiros relató cómo el fuego envolvió la elegancia tehuana de Frida: “Cuando la plancha que sostenía su cuerpo comenzó a entrar, y las llamas encendieron sus cabellos, su rostro apareció como sonriente dentro de un girasol”.
Frida Kahlo y su contexto
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón es conocida por su obra personal que refleja sus experiencias de vida, incluyendo su enfermedad y sus relaciones amorosas, especialmente con Diego Rivera. El contexto político de su obra está marcado por su afiliación al Partido Comunista Mexicano y su cercanía con figuras revolucionarias de la época, como León Trotsky.
Pero, más allá de esto, Luis Vargas Santiago, curador e historiador de arte, también resalta sobre los materiales que utilizó y sus estudios sobre la astronomía.
“A nivel de la materialidad, Frida tenía una capacidad para integrar, no sólo pigmentos pictóricos, sino también los materiales de los marcos de sus cuadros y el involucrar un estudio científico para pintar una pieza. La doctora Rita Eder, investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, hizo una conferencia en París sobre el cuadro El Moisés de Frida, y de cómo esta pieza surgió por un interés y conocimiento en astronomía y por el psicoanálisis de Freud”, destaca.
Helena Chávez MacGregor, investigadora del (IIE), destaca su obra como un fenómeno complejo que va más allá de su mera producción artística. Reconoce que Kahlo abrió caminos importantes para el arte posterior, incluyendo el moderno y contemporáneo, y que también generó un entramado simbólico e icónico que trasciende las modas culturales del momento.
“De pronto es cansado y pesado todo lo que ha abierto en términos de iconos y de significantes en cuestiones de consumo, que se nos olvida la obra misma, donde todavía hay un montón de cosas que nos ayudan a entender su tiempo, producción lo que ocurrió posteriormente.
“La relación entre naturaleza y lo humano y lo más allá de lo humano, estas presencias animales en la obra de Frida que son importantísimas, en lugar de la enfermedad y del morbo”, opina Helena.
¿Frida Kahlo feminista?
Hoy en día, la figura de Frida Kahlo puede ser valorada bajo el término feminista, aunque no en el sentido estricto de su época. Según Helena Chávez MacGregor, investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, “para la época, no se puede considerar como feminista, porque el feminismo de la época era una militancia sobre el sufragio“. Sin embargo, Kahlo exploró una liberación mucho más compleja.
Kahlo se volcó hacia una emancipación relacionada con la sexualidad y la maternidad, temas que eran extremadamente complejos y tabú en su tiempo. Es una de las primeras pintoras que se representa como mujer sin hijos, “y se muestra en el mundo con animales, con monos, perros, plantas e insectos, desafiando las representaciones tradicionales de la feminidad“, destaca Chávez MacGregor. Esta representación de sí misma sin hijos y con una vida llena de otros seres vivos ilustra una forma distinta de estar en el mundo, cuestionando las expectativas de su época.
“Quiso embarazarse y no pudo, pero la historia va más allá, ella tenía bastante ambivalencia en relación a querer o poder ser madre, tenía bastante claras sus condiciones de salud y afectivas. Es una mujer que va a abrir caminos importantísimos que ya están emergiendo, en una época donde las mujeres van a entrar al arte de una manera que no habían estado nunca y mucho de la mano del surrealismo, un movimiento que indaga en el inconsciente y en las pulsiones y permitió que las mujeres retaran estas formas de subjetividad y su deseo sexual, pero Frida lo hace de una manera muy brutal, muy directa muy contundente,
“Su obra, en este sentido, explora la sexualidad, la libertad, la enfermedad, la soledad, la alegría y el amor, todas esas condiciones que, quizá, no estaban permitidas en la época para una mujer y que bueno finalmente se han vuelto importantísimos”, abunda Chávez MacGregor.
De esposa de Diego Rivera a ícono
En el pasado, Frida Kahlo era principalmente conocida como la esposa de Diego Rivera. Hoy, el reconocimiento ha cambiado que se habla de Rivera como “el esposo de Frida”. Esta reflexión la comparte el investigador Luis Vargas, quien subraya la importancia del legado de Kahlo y el cambio en la percepción de su obra.
“Lo que habría sido interesante es que Frida hubiera tenido el mismo reconocimiento en vida. Si bien, fue valorada en su tiempo, creo que el reconocimiento que tiene hoy no es el que tuvo en vida; es muy interesante cómo el caso de Frida demuestra que la obra sobrevive al artista y que su legado es un legado siempre un permanente construcción” comenta Vargas, destacando que la única exposición individual que tuvo fue pocos años antes de morir, organizada por Lola Álvarez Bravo.
A pesar de ser valorada en su tiempo, el reconocimiento que Frida Kahlo recibe hoy es significativamente mayor. Su obra ha demostrado tener una vida propia, sobreviviendo al artista y manteniendo su relevancia a través de los años.
“Es muy interesante cómo el caso de Frida demuestra que la obra sobrevive al artista y que su legado está en permanente construcción,” añade Vargas.
Kahlo, entre el arte y la mercancía
La figura de Frida Kahlo se ha convertido en un ícono global, no solo por su destacada obra artística, sino también por la intensa comercialización de su imagen. Este fenómeno, que algunos critican como una explotación de su legado, ha llevado a Frida más allá del ámbito del arte, posicionándose como un símbolo de moda, resistencia y autenticidad.
A lo largo de los años, la imagen de la pintora surrealista ha sido utilizada en una amplia gama de productos, desde ropa y accesorios hasta artículos de decoración y productos de consumo masivo.
En 2002, la marca de cosméticos Maybelline lanzó una línea de maquillaje inspirada en Frida Kahlo, marcando el inicio de una tendencia en la que la imagen de Kahlo ha adornado productos de diversas marcas y diseñadores. Desde muñecas y zapatillas hasta el reciente escándalo en el que supuestamente la cantante Madonna se probó las joyas y ropa de la artista, la comercialización de la figura de Kahlo no ha parado.
El impacto de esta comercialización es notable. Según la revista Forbes, en 2019, la marca Frida Kahlo generó aproximadamente 10 millones de dólares en ventas anuales. Además, su imagen ha sido licenciada a empresas de renombre mundial como Converse, que lanzó una línea de zapatillas con su distintivo estilo en 2018.
La controversia sobre la comercialización de Kahlo también se ha intensificado. Muchos críticos argumentan que el uso de su imagen a menudo trivializa sus luchas y reduce su complejo legado a un mero producto de consumo. Por ejemplo, la familia de Frida Kahlo se opone a ciertos usos de su imagen, argumentando que algunas interpretaciones comerciales no respetan la integridad de su obra y su vida.
“Otro problema serio es el tema del personaje y de cómo las industrias culturales se apropian de esto para generar símbolos y el comercio que se hace con eso. Es un fenómeno complejo, porque si bien sí hay una obra importante que sostiene todo esto, también hay una producción del símbolo del ícono, del consumo de la mercancía que devora y que genera una cosa que es muy brutal. No hay ningún artista mujer seguro que haya sido su imagen representada y reproducida de la manera que ha sido Frida en el mundo.
“Es la segunda mujer con obra más cara hasta ahora vendida en el mercado, la primera fue Georgia O’Keeffe. Claro, las mujeres siguen estando muy lejos de los hombres en términos comerciales, pero también es muy fuerte porque en términos de imagen, es una imagen que viaja, que se multiplica, que se usa. No se ocupa de tal manera la imagen de Picasso, pensando en hombres que pueden tener ese estatus de gran artista moderno. Y en ella sí, lo cual es bastante complejo también, porque también se exotiza, se genera una cosa que no estaba en ella”, sostiene Helena Chávez MacGregor, investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
Desde su perspectiva, involucrar a un artista en la comercialización no es ni bueno ni malo en sí mismo; es un proceso complejo propio del sistema global en el que se vive actualmente. Sin embargo, conlleva peligros relacionados con la estetización y la cultura “del celebrity”.