Lemniskata, apuesta por conectar con el infinito desde el cuerpo desnudo

-8 y 9 de octubre en la Sala Miguel Covarrubias. -El performer muxe Lukas Avendaño presenta su espectáculo en el Festival Cultura UNAM.

René Chargoy Guajardo| Foto: Cultura UNAM| UNAM Global| Sep 29, 2022. Lemniskata es una puesta en escena que sistematiza diversos elementos que avivan el imaginario de Jalisco desde los mujerismos. En esta coreografía de Lukas Avendaño, muxe originario del istmo de Tehuantepec, Oaxaca, aparece el tema de la feminidad a la par de los símbolos de la serpiente y del agua, y una constante: las cuadrillas de danzantes desnudos portando sólo coloridas máscaras de tastoanes.

“El que haya 15 cuerpos desnudos en escena enuncia ya una postura política”, dice en entrevista el también artista de performance. “El cuerpo que se reconoce es el que se construye socialmente a partir de la investidura, de la ropa como una segunda piel. Dejarlo ver en su dimensión biológica da a entender que si nos despojáramos de esa segunda piel, nuestras relaciones humanas podrían ser más amorosas, cordiales y respetuosas. Cualquiera de los espectadores de Lemniskata pudiera ser uno de esos cuerpos que están en escena y reconocerse en ellos”.

En esta coreografía para 14 bailarines hombres y una mujer se retoman las cosmovisiones y tradiciones del imaginario contemporáneo de México. Para llegar a este montaje, el creador de la pieza, antropólogo de profesión, realizó antes un exhaustivo trabajo de campo en los municipios de Tonalá, Teuchitlán, Amatitán, Tuxpan, Zapotlán, Mezcala, Acatic y Guadalajara, para finalmente crear una pieza en la que concurren signos morfológicos y gestuales que devienen en desdoblamiento, semejante a como una serpiente se ve nacer a sí misma con el cambio de piel.

Identidad y pertenencia
Lemniskata, además de presentar una dimensión inédita del desnudo masculino, es producto de un trabajo de campo en el que se entrevistó a cronistas, gestoras y promotoras culturales acerca del patrimonio vivo de Jalisco. De ahí que, sin dejar de ser danza contemporánea, se allegue de elementos tradicionales como el uso de máscaras de tastoanes, que son parte de un pensamiento precolombino y exponen un sentido de identidad y pertenencia.

Avendaño revela en su espectáculo múltiples símbolos en conexión íntima con lo femenino, que él prefiere llamar mujerismo, sin que eso implique desdibujar el género, “sino más bien acentuarlo con un gesto de ternura que históricamente se niega entre varones. Se les ha limitado en muchos contextos y espacialidades para que manifiesten su ternura entre ellos mismos. La apuesta es deconstruir esas construcciones monolíticas de lo que significa ser hombre y entablar otras relaciones de confianza, cariño, afecto, reciprocidad, respeto y empatía entre las personas consideradas biológicamente como tales”.

Lemniskata es el nombre que se le da al símbolo del infinito de la matemática algebraica. Diversos elementos simbólicos precolombinos fueron apareciendo en la investigación de Lukas Avendaño, mismos que le dieron cuenta de la infinitud que él asocia a simbolismos vinculados con la figura femenina que permea en lo cotidiano. En este montaje hay una enunciación que invita a ejercer una epistemología diferente desde nuestras propias posibilidades como cultura e identidad mexicana, a partir la propia existencia de los pueblos originarios.

Es una obra coreográfica en la que están ausentes los prejuicios y donde los cuerpos desnudos conectan con el infinito. A decir de Avendaño, “es una invitación a que el espectador sea sensible a los símbolos y signos que lo rodean, los cuales fluyen en nuestra cotidianidad, en cada uno de los momentos de nuestra vida. Sólo hay que encontrar la conexión con ese pensamiento ancestral; es entonces que aflora una nueva epistemología de cómo entender y vivir la vida”.

Lemniskata se presentará en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario los días 8 y 9 de octubre, en el marco del Festival Cultura UNAM. La música de la puesta en escena, original de Diego Martínez, está creada a partir de una instrumentación tradicional muy común en el mariachi de Acatic, sin dejar de ser experimental y contemporánea.

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