Rafael Paz / Myriam Núñez|UNAM GLOBAL |mayo 17, 2022. “No deberían llamarles leches… estas bebidas más que alimentos intercambiables son alimentos complementarios, que pueden formar parte de una alimentación variada.”: María Del Carmen Iñarritu Pérez, del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina
El consumo de leche animal aporta a los seres humanos “proteínas y calcio; en el caso de los niños, generalmente es su principal fuente de calcio y de muchas otras vitaminas y minerales importantes para su crecimiento”, subraya la académica.
Por esta razón “no es sustituible, ni reemplazable” por los productos vegetales que se venden como leche en el mercado, en especial para niños pequeños.
De acuerdo con la investigadora, “las bebidas vegetales conocidas como “leches vegetales” son productos industriales o artesanales elaborados a partir de alimentos de origen vegetal, como cereales (avena, arroz, amaranto), leguminosas (soya, chícharo), nueces y semillas (almendra, avellana, nuez, chía, cáñamo, linaza), frutos, como el coco, entre otros”.
“No deberían llamarles leches; recordemos que la NOM-243 define a la leche como la secreción de las glándulas mamarias de los mamíferos. Además, su aporte de nutrimentos es diferente a la leche, por lo tanto también sus beneficios a la salud. Estas bebidas más que alimentos intercambiables, son alimentos complementarios que pueden formar parte de una alimentación variada pero no deberían considerarse sustitutos de la leche porque, aunque su aspecto es similar, tienen una composición nutrimental diferente, y, en general, tienen menos proteínas, calcio, vitamina B12 y vitamina D, por lo que se recomienda que se les fortifique con estos nutrimentos”.
Diferencias
En su mayor parte, las bebidas vegetales, de acuerdo con Iñarritu Pérez, “tienen un aporte proteínico pobre. A excepción de la leche de soya y de chícharo, cuyo aporte de proteínas es de alrededor de 8 g por vaso, comparable a la cantidad que aporta la leche de vaca”.
Sobre estas bebidas, la investigadora destacó lo siguiente:
Hidratos de carbono: “Las elaboradas con arroz son las que contienen más hidratos de carbono; las elaboradas con avena tienen un contenido alto de fibra dietética, con todos sus beneficios para la salud. Al no contener lactosa, estas bebidas vegetales son muy importantes para las personas intolerantes a la lactosa”.
Azúcar: “Al elegir estas bebidas es importante verificar su contenido de azúcares añadidos; si el contenido es mayor a 10 g por ración, se considera alto”.
Grasas: “A diferencia de la leche de vaca, que contiene ácidos grasos saturados y colesterol, las bebidas vegetales tienen ácidos grasos poliinsaturados (a excepción de la de coco que contiene grasas saturadas de cadena corta) y no contienen colesterol. Por lo que es útil para personas con colesterol elevado y dislipidemias”.
Fibra: “Se caracterizan por ser ricas en fibra dietética (en especial la de avena), lo que es de suma importancia para la salud, en especial, para la microbiota intestinal”.
Opción para los intolerantes a la lactosa
El Instituto Mexicano del Seguro Social* estima que en México aproximadamente 83 por ciento de la población es intolerante a la lactosa, padecimiento que aumenta con la edad. Se identifica por la presencia de borborigmos –ruidos en el estómago por el movimiento de los intestinos debido a los gases–, meteorismo –exceso de gas–, dolor abdominal, flatulencias, náusea, vómito y, ocasionalmente, diarrea o estreñimiento.
Para los mexicanos que sufren de este padecimiento las bebidas vegetales son una opción, como apunta Iñarritu Pérez. “Son útiles para personas veganas, para quienes son intolerantes a la lactosa o con alergia a la proteína de la leche de vaca, con dislipidemias”.
“Otro aspecto importante, es que son más amigables con el medio ambiente porque para su elaboración se necesita mucha menos agua y su emisión de gases de efecto invernadero es menor que en la producción de leche de vaca”, añadió.
Una cuestión de precio
La especialista recomendó poner atención al costo de las bebidas vegetales porque muchas son “más caras que la leche de vaca, lo que debe tomarse en cuenta. Además, algunas tienen poco aporte del vegetal del que provienen, por lo que es importante leer las etiquetas, tanto el contenido nutricional como la lista de ingredientes”.
“Otra alternativa es prepararlas en casa, así vamos a saber cuántas almendras le pongo, por ejemplo; no le agrego azúcar o le puedo poner un dátil. Podemos hacerlas bastante nutritivas en casa”, sugirió la especialista, y agregó:
“La recomendación siempre es fijarse tanto en la información nutrimental, como en la lista de ingredientes, la cual va de mayor a menor: si vemos que es de linaza o almendras, pero están casi al final de la lista de ingredientes pues significa que tiene muy poquita cantidad y no será suficientemente nutritiva; si nos fijamos en eso podemos conseguir un producto nutritivo o prepararlo en casa porque saldrá más barato y sabremos con qué la estaremos elaborando”.
* https://www.imss.gob.mx/sites/all/statics/guiasclinicas/733GRR.pdf