07:59 Alfredo Valadez Rodríguez, corresponsal |Foto Alfredo Valadez| La Jornada. Zacatecas, Zac. Asediadas por la delincuencia organizada, decenas de familias de pequeñas comunidades rurales del municipio de Valparaíso, limítrofes con Jalisco y Durango, abandonaron sus casas, tierras y ganado para mantenerse a salvo del fuego cruzado entre grupos antagónicos del crimen organizado.
Eleuterio Ramos Leal, alcalde de Valparaíso, municipio distante 155 kilómetros al poniente de la capital del estado, señaló que el problema se agravó en junio pasado, con los enfrentamientos entre pistoleros pertenecientes a los cárteles Jalisco Nueva generación (CJNG) y de Sinaloa (CDS).
Desde entonces los desplazados se han refugiado principalmente en la cabecera municipal. Proceden de San José del Refugio, San Juan Capistrano, El Infiernillo, Boquillas del Refugio, El Peinillo, Purísima de Carrillo, Las Viudas-Vicente Escudero, El Romerillo, Las Atarjeas, La Cañada y La Florida.
El problema es tan serio, sostuvo Ramos Leal, que en tres de esas comunidades dejaron de dar servicio tres clínicas rurales de la Secretaría de Salud estatal. Además, varias escuelas primarias y multigrado (que incluyen alumnos de secundaria), también están cerradas.
Precisó que la Secretaría de Educación cerró los planteles por falta de alumnos y maestros; los menores porque huyeron con sus familias y los docentes porque el crimen organizado les cobraba cuotas.
Con 54 policías municipales en nómina, el munícipe aceptó que ellos no pueden contra los grupos delictivos fuertemente armados. La Guardia Nacional y el Ejército Mexicano “de alguna manera han mantenido a raya a los pistoleros”.
En algunas comunidades, indicó, la gente desplazada regresó cuando los delincuentes se movieron a otras zonas de la sierra. Pero hay localidades a donde la población no ha podido volver.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía, informó el edil, “reconoce 200 comunidades rurales en Valparaíso, dispersas en 5 mil kilómetros cuadrados; gran parte es zona serrana boscosa. Con vida activa hay 160 localidades, muchas de ellas muy pequeñas, y los grupos (armados) gustan de llegar a donde hay pocas personas, porque presentan menos resistencia.
“La verdad es que hace meses que se inició ese conflicto entre grupos de presuntos delincuentes, y se han movido por zonas. Aquella noticia que nos hizo famosos (sic) a nivel nacional, con los 18 cuerpos (localizados a mediados de junio después de un enfrentamiento), estuvo hacia la colindancia con Durango y Jalisco”, recordó.
Las personas que empezaron a huir tras lo acontecido eran de San José del Refugio y San Juan Capistrano; la primera localidad “desde entonces quedó prácticamente vacía”, señaló.
Recientemente el conflicto armado se movió a los límites con los municipios de Jerez y Fresnillo, y pasó a Boquillas del Refugio, en donde los pobladores de las comunidades El Peinillo, El Infiernillo y La Purísima de Carrillo huyeron.
En días recientes, agregó el munícipe, “llegaron grupos armados a El Romerillo y Las Atarjeas, en donde amedrentan a los habitantes, los despojan de vehículos, los presionan para quitarles algunos bienes, y la gente mejor corre.
“En El Romerillo se quedaron tres o cuatro familias, de 27 que había. Y en Las Atarjeas había cuatro, que se marcharon. De La Cañada también se movieron cuatro parentelas de 20 que integran la comunidad”, indicó.
La mayoría de los desplazados buscaron refugio en la cabecera municipal. “Consiguieron un cuartito o una pequeña casa para sortear parte del problema. Nosotros les ofrecimos habilitar algún albergue, apoyarlos con lo necesario, pero han salido adelante. Son pocos días los que tienen acá y están muy confiados en que puedan regresar pronto; nosotros también esperamos eso”, expresó Eleuterio Ramos.
La determinación de la Secretaría de Salud de Zacatecas de cerrar las clínicas rurales fue para evitar agresiones armadas contra los médicos. “Hace algunos meses dejaron de tener asistencia médica, cuando menos en las clínicas de Santa Lucía, San Juan Capistrano y Ameca el Viejo, que dan servicio a la población de muchas comunidades pequeñas de la sierra”, explicó.
En la comunidad de Las Viudas-Vicente Escudero, confirmó Ramos Leal, los delincuentes se instalaron por varias semanas en las escuelas primarias desocupadas, aunque “ya se fueron”.
Después de una serie de declaraciones ante medios locales por parte del alcalde de Valparaíso sobre la inseguridad y violencia que padece la demarcación, la mañana del martes, desconocidos dejaron una cabeza humana frente a la presidencia municipal, a pesar del despliegue militar y de la Guardia Nacional.