El mandatario llegó al lugar cuando ya había acabado la conferencia que tradicionalmente encabeza, pero al menos pudo desayunar.
Redacción AN / GS /27 de agosto 2021 9:04 pm/Por Ángeles Mariscal desde Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Maestros, padres de desaparecidos, madres de mujeres víctimas de feminicidio, estudiantes rechazados de las escuelas, estudiantes normalistas que quieren la permanencia de sus escuelas, trabajadores de salud que exigen mejores condiciones de trabajo, y otras personas que consideran sus demandas no han sido atendidas, interceptaron al presidente Andrés Manuel López Obrador afuera del cuartel de la VII Zona Militar, donde se realizaría la reunión de seguridad y la conferencia “mañanera” este viernes.
La agenda que el presidente Andrés Manuel López Obrador planeó para este fin de semana en Chiapas se hizo pública desde días antes, y se difundió a través de redes sociales. El jueves, organizaciones y grupos de personas que demandan solución a sus problemas, decidieron llegar a los lugares donde iba a tener reuniones o eventos, con la intención de ser escuchadas, o para entregarle documentos con sus peticiones.
La noche de ese día, personal de seguridad colocó vallas alrededor de la entrada de la VII Zona Militar, donde López Obrador iniciaría la gira con la conferencia de prensa conocida como “La Mañanera”.
Pero los manifestantes madrugaron.
Alrededor de las 5 de la mañana, empezaron a llegar, lograron saltar el primer cerco de vallas de metal, y colocarse en la entrada a donde esperaban que el presidente pasara.
A las 6:10, la camioneta que transportaba al presidente llegó al lugar, custodiada por dos más.
Alrededor de medio millar de personas lo esperaban, portando, muchas de ellas, letreros y lonas con sus demandas.
Le pidieron que se bajara, que los escuchara.
El contingente más grande, el de maestros, rodeó el auto y le impidieron avanzar. Mientras, algunos familiares de jóvenes desaparecidos le pedían recibiera documentos donde narraban su situación.
El presidente bajó el vidrio de la camioneta y se dirigió a los maestros, les dijo que fueran con la Secretaria de Educación, que ella los iba a atender.
Le contestaron que no, que demandaban una reunión con él. El presidente se negó y subió los vidrios, mientras personas de seguridad intentaban persuadir que lo dejaran pasar.
Nadie cedió.
Pasaron los minutos que se volvieron horas. Hubo un reclamo directo del presidente a unos maestros que se le acercaron: “Yo no acepto chantajes“, dijo evidentemente molesto por no poder ingresar a donde daría su conferencia y bajó el vidrio de su camioneta. “Me respetan y luego hablamos… no se preocupen, yo estoy acostumbrado a esto, aquí me quedo”.
Minutos antes de las 7 -la hora de la conferencia matutina y con la atención de medios locales y nacionales- los manifestantes usaron bocinas para que se escucharan sus demandas en las transmisiones en vivo: justicia para sus hijos e hijas, escuelas donde estudiar, equipo de protección para no contagiarse de COVID, mesas de diálogo para analizar reformas legales.
Después de las 7 de la mañana, el presidente decidió hacer una videollamada desde la camioneta, para que su mensaje fuera transmitido en “La Mañanera”, que ya había empezado sin él, en el interior de la zona militar.
“Tenemos una situación algo especial, tenemos que realizar esta mañanera. Yo estaba a punto de llegar para participar en la reunión de seguridad. Pero a la entrada del cuartel un grupo de maestros de la CNTE de Chiapas nos impidieron la entrada, bajo la condición de que teníamos que atenderle de inmediato y resolverle sus demandas”, dijo mientras su imagen de él al teléfono, era proyectada en la conferencia matutina.
El presidente descalificó al movimiento magisterial, dijo que “esto no lo podemos permitir porque no puede, el presidente de México, ser rehén de nadie. Hemos atendido a los maestros de México y los vamos a seguir atendiendo. Pero en el caso de Chiapas y también de Michoacán, hay intereses creados por las dirigencias. Esto no tiene que ver con las bases del magisterio. Yo no puedo someterme a ningún grupo de intereses, y decidí permanecer aquí. No voy a entrar por la fuerza (al lugar de la conferencia en el interior del cuartel militar)”.
“Decidí no entrar por la fuerza, es como una protesta de mi parte. Esto que están haciendo es completamente legal, pero indebido. Tienen derecho a manifestarse, pero nosotros no somos iguales a ellos, no somos corruptos”, sostuvo López Obrador.
Dijo que su gobierno no tiene pendientes con los maestros. “Este es un asunto más de intereses políticos. Pediría a las bases que analicen si es correcto lo que están haciendo, y si es correcto y si yo merezco este trato. Tengo la conciencia tranquila y estoy acostumbrado a enfrentar este tipo de asuntos y por la dignidad de la investidura presidencial, no puedo someterme a chantajes de nadie”, insistió.
“Yo no establezco relaciones de complicidad mafiosa con ningún grupo de interés creado. Les estamos ofreciendo diálogo, que los atienda la Secretaría de Educación. Voy a estar aquí el tiempo que sea necesario. Si me permiten continuar mi gira”.
Afuera, las personas manifestantes escucharon el mensaje en sus teléfonos. A las 8:16 AM, entendieron que el presidente no iba a bajar del auto ni iba a reunirse con ellos.
“El objetivo ya se cumplió”, dijo uno de los maestros. Entonces le abrieron paso a su camioneta, y el presidente ingresó al fin a las instalaciones de la zona militar.
Ahí, desayunó con los mandos militares y con el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas. Después continuó la gira en Chiapas y en otro acto apuntaló: “Estuve como 2 horas ahí, pues no es nada, si caminé desde Tabasco a la Ciudad de México luchando por la justicia y por la democracia, y viví en el Zócalo como 2 meses”.