• Estrés, aburrimiento, miedo o soledad influyen en los hábitos alimenticios: Alfredo Contreras Valdez. • La alteración de rutinas provoca que las personas no duerman lo suficiente, destacó. • Sugirió establecer paulatinamente horarios para retomar las actividades cotidianas.
Boletín UNAM-DGCS-579|Ciudad Universitaria |06:00 hs. 12 de julio de 2021. El manejo de nuestras emociones como la tristeza, miedo, soledad, estrés o el aburrimiento, a través de los alimentos, ocasiona el aumento de peso, afirmó José Alfredo Contreras Valdez, académico de la Facultad de Psicología (FP).
Las emociones y la ingesta de alimentos tienen relación estrecha, ya que las personas tienden a asociar la comida con una forma de responder ante los afectos positivos y negativos, de ahí que es común, por ejemplo, que ingieran mayor cantidad de víveres para disminuir estrés, tristeza o aburrimiento, aunque su alimentación no siempre sea nutritiva ni balanceada, precisó.
“Algunas personas emplean la ingesta de alimentos como un medio de manejar el afecto negativo (por ejemplo, el aburrimiento-estrés-miedo-frustración, entre otras) y positivo (alegría). Si bien la ingesta de alimentos ricos en grasas, azúcares y carbohidratos o de bebidas azucaradas funciona, a corto plazo, para regular la respuesta emocional, y por lo mismo constituye una estrategia ampliamente utilizada, esta práctica puede ocasionar, a largo plazo, el aumento de peso en algunas personas”, añadió.
El manejo de las experiencias afectivas como tristeza, ansiedad, estrés, aburrimiento, incluso la alegría, mediante la ingesta, representa un factor psicológico importante que, en conjunto con otros, influyen para el incremento de peso, argumentó el especialista.
Aunado a la alteración de rutinas y la organización de las actividades en el hogar y el trabajo provocaron que diversas personas no duerman lo suficiente, sean más sedentarias y/o modifiquen su alimentación, incluso incrementen el consumo de alimentos no saludables con alto contenido calórico (azúcares, harinas, etcétera.) y de bebidas azucaradas para regular las emociones que les produce el confinamiento o el temor a contagiarse del virus que ocasiona la COVID-19, resaltó.
Durante los últimos meses, abundó el universitario, la mayoría de la población experimentó cambios en sus actividades cotidianas, por ejemplo, trabajar en casa, ordenar comida rápida a domicilio e incremento del sedentarismo, entre otras, situación que ocasionó aumento de peso significativo en un grupo particular. Hubo también quienes optaron por la comida rápida porque les permitía no distraerse de las actividades, estudios o home office (trabajo en casa).
Sin embargo, son diversos los fenómenos que contribuyen a que las personas suban de peso. Además de los psicológicos, existen correlatos fisiológicos, económicos y socioculturales importantes que no deben pasarse por alto, precisó Contreras Valdez.
Ante esta situación sugirió establecer paulatinamente horarios para las actividades cotidianas, incluidas las comidas, así como regularizar el tiempo para dormir, incrementar la actividad física y mejorar la calidad de la alimentación. Lo anterior beneficiará la salud física y psicológica.