Gerardo Lissardy| BBC News Mundo, Nueva York| 9 junio 2021, 14:18. Al cerrar su gira por Guatemala y México este martes, Kamala Harris lanzó un repentino autobalance de su primera salida al exterior como vicepresidenta de Estados Unidos: «¿Declaro que este viaje fue un éxito? Sí», sostuvo.
Como ejemplo del «progreso» logrado, Harris citó desde la creación de un grupo de trabajo del gobierno de EE.UU. para ayudar a Guatemala a combatir la corrupción, hasta la firma de un memorando de entendimiento con México para mejorar las condiciones de vida en Centroamérica.
El objetivo de esos y otros anuncios de Harris es abordar las causas de la migración desde la región hacia EE.UU. para reducirla, una tarea que le encomendó el presidente Joe Biden.
No obstante, el viaje de Harris ha concluido sin grandes novedades en la política de EE.UU. hacia sus vecinos del sur.
De hecho, la creación de una fuerza anticorrupción en Centroamérica había sido anunciada en abril por funcionarios de menor rango de EE.UU. y el memorando con México es un anuncio de buena voluntad para cooperar como socios.
«Desde el principio las expectativas (con el viaje de Harris a Guatemala y México) han sido bastante modestas. Y ha cumplido las expectativas», dice Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de análisis regional en Washington, a BBC Mundo.
A su juicio, la gira de Harris respondió a la presión que puso sobre su gobierno el fuerte aumento del flujo de migrantes hacia la frontera de México con EE.UU., y tiene el mérito de haber pasado a la región un mensaje de inquietud por temas como la corrupción o los derechos humanos.
Sin embargo, es probable que este viaje también sea recordado por las críticas y polémicas que generó.
«No vengan»
Desde antes de partir a Guatemala el domingo, Harris había sido criticada por opositores republicanos que le reclaman que también visite la frontera entre EE.UU. y México.
Si bien miembros del equipo de la vicepresidenta había dicho inicialmente que la frontera estaba incluida en las tareas que le encomendó Biden, luego trataron de distanciarla de un tema tan vidrioso en la política doméstica de EE.UU.
Interrogada el lunes en una conferencia de prensa junto al presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, sobre qué responde a los republicanos que dicen que no se toma en serio la situación de la frontera, Harris defendió su estrategia.
«Vine aquí para estar en el terreno, para hablar con el líder de esta nación sobre lo que podemos hacer de una manera significativa, tangible y con resultados reales. Y seguiré centrada en ese tipo de trabajo en lugar de grandes gestos», sostuvo.
No obstante, al día siguiente Harris indicó en México que pronto visitará la frontera, aunque insistió en la necesidad de atender las causas por las que los migrantes llegan allí.
Durante su conferencia con Giammattei, la vicepresidenta también lanzó una advertencia directa a los indocumentados que piensan emprender el «peligroso» viaje a la frontera: «No vengan. No vengan», dijo.
«EE.UU. seguirá haciendo cumplir nuestras leyes y asegurando nuestras fronteras», agregó. «Si vienes a nuestra frontera, te harán regresar».
Ese comentario, a su vez, desató críticas de defensores de inmigrantes e incluso del ala izquierdista del Partido Demócrata de Harris, otra señal del difícil equilibrio que requiere el manejo del tema migratorio en EE.UU.
«Es decepcionante ver esto», tuiteó la representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, en referencia a las palabras de Harris. «En primer lugar, buscar asilo en cualquier frontera de EE.UU. es un método de llegada 100% legal».
«En segundo lugar, EE.UU. pasó décadas contribuyendo al cambio de régimen y la desestabilización en América Latina. «No podemos incendiar la casa de alguien y luego culparlos por huir».
Otra representante demócrata, Ilhan Omar, señaló que «el derecho a buscar asilo no solo está protegido legalmente» sino que «es un derecho humano universal fundamental».
«Llama la atención»
Biden ha prometido destinar US$4.000 millones en cuatro años a atacar problemas que a su entender causan la emigración de Guatemala, El Salvador y Honduras, como la corrupción, la violencia o la falta de oportunidades económicas.
Como un «primer paso» en esa dirección el presidente pidió al Congreso US$861 millones en ayuda a la región.
Tras reunirse con el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y con activistas laborales, Harris anunció que EE.UU. destinará US$130 millones a la reforma laboral en ese país para mejorar las protecciones a obreros.
El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, también consideró «exitoso» el encuentro entre ambos gobiernos, donde analizaron la cooperación en temas de migración, comercio y seguridad.
La vicepresidenta destacó como otro resultado de su viaje a Guatemala un acuerdo para destinar US$48 millones en apoyo a viviendas asequibles, la agroindustria y emprendedores de ese país.
También anunció la creación de un grupo de trabajo con el apoyo de EE.UU. para prevenir el tráfico de migrantes y la trata de personas en la región.
Sobre la creación de una fuerza de trabajo anticorrupción, Harris dijo en Guatemala que los departamentos de Justicia, Tesoro y Estado de EE.UU. «trabajarán juntos para realizar investigaciones y capacitar a las autoridades locales para que realicen las suyas propias».
Juan Jiménez Mayor, un exministro peruano de Justicia que encabezó la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), considera «interesante» esa iniciativa pero advierte que faltan detalles sobre cómo funcionará.
«Me llama la atención que todavía no está el resto de la región conectada con esta idea», dice Jiménez Mayor a BBC Mundo.
De hecho, cuando el gobierno de Biden comenzó a plantear la creación del grupo anticorrupción indicó que asistiría a distintos gobiernos centroamericanos.
Pero EE.UU. no parece haber convencido aún al presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, a quien el Departamento de Justicia investiga por presuntos vínculos con el narcotráfico, ni al salvadoreño Nayib Bukele, a quien Washington cuestionó por la destitución de miembros de la máxima corte de justicia y del fiscal general en mayo.
Algunos notan que incluso Guatemala ha sido criticada en años recientes por su manejo de la lucha contra la corrupción y el desmantelamiento de la CICIG, una misión de las Naciones Unidas que contribuyó a procesar a varios políticos y poderosos.
«El hecho de que la vicepresidenta fue a Guatemala porque supuestamente es el mejor socio entre los tres, comparado con El Salvador y Honduras, en sí dice mucho porque Guatemala es muy problemático», señala Shifter. «Si es el mejor, imagínese como son los otros dos».