El navío, construido en los Países Bajos en 1903, ha navegado por el Mediterráneo, el mar del Norte o el Báltico, ha brindado servicios a Greenpeace y ha trasladado a motociclistas por el Caribe.
CONSTANZA LAMBERTUCCI |Foto GLADYS SERRANO|El País|Isla Mujeres (Quintana Roo) – 06 MAY 2021 – 10:54 CDT. En uno de los muelles de isla Mujeres, en el Caribe mexicano, la última semana hubo una presencia que pasó desapercibida para los turistas, pero no para los habitantes del lugar. Un velero blanco con la pintura descascarada convocaba de repente la atención de periodistas y fotógrafos que llegaban buscándolo. “¿Por qué?”, se preguntaba este domingo José, un isleño que no daba crédito a la atención que recibía el navío centenario. Este hombre tenía la orden de no dejar pasar a la prensa al muelle y la cumplía a rajatabla. Solo minutos antes de las 16.00 los medios pudieron acercarse a la embarcación para ver partir rumbo a Europa a siete zapatistas que aguardaban dentro del buque desde hacía un día y medio. El barco finalmente se alejó y desde el muelle se leyó el nombre de la embarcación: Stahlratte.
El navío se construyó a principios del siglo pasado, en 1903, en los Países Bajos. El primer nombre que recibió fue Johanna Maria. El barco pesquero, de casi 40 metros de largo y más de seis de ancho, fue registrado en un puerto de ese país, primero, y tuvo luego diferentes dueños en Noruega y Alemania. En 1963, se le instaló un motor de cuatro cilindros y 280 caballos de fuerza que es el que tiene actualmente. Los mástiles y las velas no se le colocaron hasta la década de los ochenta, cuando el barco fue adquirido por una organización sin fines de lucro, la Asociación para la Promoción de la Navegación a Vela, que es la actual propietaria del navío. En aquellos años, recibió el nombre actual, Stahlratte, rata de acero en alemán. Los miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional lo han rebautizado para su gira internacional como La montaña.
“Una montaña navegando a contrapelo de la historia”, escribió el subcomandante Galeano, antes subcomandante Marcos, en un comunicado difundido antes de que el buque zarpara el pasado 2 de mayo desde América hacia Europa. El histórico portavoz de los zapatistas, que cedió el mando al subcomandante Moisés en 2014, hacía alusión de ese modo a las montañas del sureste de México, en el Estado de Chiapas, donde empezó el movimiento político y militar que en la década de los noventa puso de manifiesto las desigualdades en las que vivía la mayoría de la población indígena del país. Y donde la delegación que cruza ahora el Atlántico se preparó durante seis meses en una réplica de la embarcación original.
La montaña partió este domingo y según el último reporte, de este miércoles por la noche, se dirige hacia la ciudad de Cienfuegos, en Cuba, donde permanecerá unos días antes de seguir el viaje. Lleva a bordo una delegación de siete milicianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional que “se encuentra bien y adaptándose”. El objetivo es desembarcar en las costas de Galicia a mediados de junio e iniciar una gira por más de 20 países. Medio centenar de personas lo vio zarpar desde el muelle este domingo. “¡E! ¡Z! ¡L! ¡N!”, coreaban mientras la tripulación, que está conformada por cuatro alemanes y un colombiano, soltaba amarras. Apoyados en el borde, iban los siete milicianos, mexicanos de entre 19 y 57 años. Desde la orilla, el mismo animador que la tarde anterior ofrecía tequila gratis a los gritos, despedía al escuadrón zapatista por el altavoz.
El barco empezó así una travesía por el Atlántico que ya había hecho en otras oportunidades, según se lee en la página web de la embarcación. En sus 100 años de historia, el buque ha navegado también por el Mediterráneo, el mar del Norte, el Báltico y el Caribe. En 2004, inició una vuelta alrededor del mundo “que realmente no funcionó”. Y a partir de entonces, se utilizó para hacer viajes turísticos por Panamá, Colombia, Jamaica, Cuba o México. El barco es especialmente famoso entre los motociclistas, que hasta este año lo usaban para transportar sus vehículos entre esos países. Cuando se anunció que el Stahlratte sería “tomado” por “un grupo diferente de personas” en 2021, los motociclistas lo lamentaron.
Su capitán, Ludwing Hoffmann, contó en una entrevista en marzo que él ha sido parte de la tripulación del Stahlratte desde 1993. “Podemos vivir en el barco de lo que el barco y nosotros producimos. Nadie gana dinero”, explicó entonces el hombre de 55 años y padre de tres hijos de uno, tres y ocho años. “Hicimos muchas cosas hasta que descubrimos que lo mejor es transportar a motociclistas”, señaló, y comentó que durante tres años, por ejemplo, habían prestado sus servicios a Greenpeace y otras organizaciones medioambientales.
“El barco es un viajero, un trotamundos”, lo define José, el isleño que custodia uno de los muelles de Isla Mujeres. Mientras barre la arena de una de las pasarelas, enseña el tatuaje que tiene en el antebrazo: la silueta de la isla en la que nació hace 32 años. Conoce los movimientos en este pequeño territorio frente a las costas de Cancún y ese barco, según cuenta, estuvo fondeado durante la pandemia de la covid-19 unos muelles más allá: “Viene todos los años”. Los trabajadores del muelle se preguntan si el barco resistirá la travesía, cuenta José: “Yo digo que sí aguanta la chinga, algunos dicen que no”.
La tripulación del ‘Stahlratte’ suelta amarras, este domingo.GLADYS SERRANO
La embarcación está “bien cuidada y equipada para la navegación de alta mar en todo el mundo”, de acuerdo con la información publicada en la página web del buque, y cumple los estándares del Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS, por sus siglas en inglés). Tiene capacidad para hasta 28 pasajeros, entre los que se debe contar a la tripulación, que está formada por voluntarios. En viajes largos, como el que acaba de emprender, todas las personas a bordo “trabajan juntas”. Tiene siete camas dobles y 15 simples, dos duchas, un baño, y una biblioteca con libros en diferentes idiomas, mapas o guías de viaje. Hay además un proyector de películas e instrumentos musicales. Ahora a disposición de la delegación zapatista que partió el pasado domingo hacia las costas de Galicia.