Por prepotencia
Mariana Saynes Bósquez| Noticias |Sáb, 05/01/2021 – 14:26|SALINA CRUZ, Oaxaca.- “Hay tamales”, fue el grito que con sorna lanzó el presidente municipal tras el portazo que le dieron los regidores, luego de una insulsa sesión de Cabildo en la que la discusión alcanzó el nivel de un pleito callejero. Acto seguido: Juan Carlos Atecas ordenó cortar la transmisión que se hacía desde la cuenta oficial del gobierno municipal.
Jueves 29 de abril. Día de Santa Catalina. Sala de Cabildo, puerto de Salina Cruz. Sinrazón, ignorancia, gritos y la soberbia del edil plagaron la sesión en la que se discutiría su solicitud de licencia y por ende, la propuesta para que Vicente Alejandro Martínez Quintas le cuidara la espalda como encargado del despacho, mientras él se va a campaña.
Sin mayoría y con aliados que interpretan la ley con torpeza, a modo y conveniencia de su jefe, la actitud arrogante del hombre que se valió del efecto López Obrador para ocupar la silla presidencial y que un capricho lo llevó a traicionar a la Cuarta Transformación, esta vez no pudo imponerse. Los concejales le plantaron cara y le repasaron el marco jurídico que norma las atribuciones y facultades de los regidores y todos los procedimientos.
Pero la actitud hostil del edil y la exigencia de respetar al cuerpo edilicio por parte de los regidores chocaron estrepitosamente. Atecas Altamirano pretendió tratar a los concejales y síndicos como empleados y no como iguales… como infantes y, justo un día antes del Día del Niño, intentó «chamaquearlos». Pero los representantes populares no se amilanaron y dieron la batalla.
Ni la secretaria municipal ni el primer concejal pudieron sostener sus argumentos frente a los regidores que, por momentos, también se dejaron llevar por el enojo y la frustración y se atascaron en el articulado de la Ley Orgánica Municipal.
De Juan Carlos Atecas Altamirano quedó evidenciada su falta de talento y de operación política. El edil que aspira a reelegirse llegó a la sesión de cabildo sin el acuerdo “planchado” respecto a la designación del encargado de despacho… y totalmente confrontado con los regidores, quienes ya no le permiten las insolencias.
Al solicitar licencia, Atecas Altamirano aspiraba que su propuesta para dejar como encargado de despacho al concejal de Educación pasara sin inconvenientes. ¡Craso error!
La solicitud de licencia fue aprobada sin objeción alguna. No así la designación del encargado del despacho. Para este punto, la secretaria municipal y el primer concejal fundaron la propuesta en el inciso a de la Fracción I del artículo 83 de la Ley Orgánica Municipal: “El Presidente Municipal, será suplido en forma improrrogable, por el concejal designado por el Ayuntamiento, como encargado de despacho, a propuesta del mismo presidente”.
Pero la mayoría de regidores rechazó de forma contundente a Vicente Alejandro Martínez Quintas, por tratarse de un concejal incondicional al presidente municipal. Surgió entonces la propuesta de designar a otro encargado del despacho que contase con el aval del Cabildo, la cual fue abiertamente rechazada por el edil y la secretaria municipal. Trabaron la sesión y ¡ni pa’trás ni pa’delante!
Entonces la discusión se tornó violenta y transcurrió entre gritos y sombrerazos. Era necesaria la pulcra actuación del área jurídica del Ayuntamiento para resolver el entramado; sin embargo, dicha área no atinó en sus planteamientos, y el edil tampoco se mostró tolerante.
Así, como en un juego de vencidas transcurrieron tres largas horas de sesión… hasta que los concejales optaron por abandonar el sitio. Dejaron a Atecas sin licencia y sin encargado del despacho.