Influye macrobiótica intestinal en desarrollo de obesidad e hígado graso no alcohólico

• Es modulable según la dieta, ejercicio y estrés, asegura Samuel Canizales, de la FQ.

UNAM-DGCS-092|Ciudad Universitaria| 06:00 hs. 4 de febrero de 2021. Si la microbiota intestinal (comunidad de bacterias, hongos y virus, participante  en la obtención de energía de los alimentos y la respuesta inmunológica del organismo) no alcanza a madurar de forma adecuada en la infancia y presenta una menor diversidad en la vida adulta, podría predisponer al desarrollo de múltiples enfermedades metabólicas como sobrepeso, obesidad, hígado graso no alcohólico o cardiovasculares.

Lo anterior es el resultado del estudio de un grupo de investigación de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM que analiza la microbiota intestinal, a fin de identificar su relación con esos padecimientos.

Samuel Canizales Quinteros, académico de esa entidad universitaria, explicó que éste fue uno de los hallazgos relevantes y novedosos del trabajo: la microbiota de los niños con obesidad no gana una mayor diversidad en la adolescencia temprana, a diferencia de la de niños con peso normal, quienes presentan un aumento importante en el número de diferentes bacterias que habitan el intestino.

“Si no gana diversidad bacteriana te lleva a la obesidad o debido a que se tiene obesidad no se aumenta el número de bacterias, es algo que aún estamos investigando. Ahí hay un campo fértil para buscar cómo mejorar la diversidad en la microbiota intestinal de los niños, lo que podría impactar en la disminución de enfermedades en la edad adulta”, precisó.

La microbiota intestinal, explicó, es dinámica y modulable por factores como la dieta, la cantidad de ejercicio que hacemos y el estrés; todo ello tiene impacto sobre cuáles bacterias están presentes y su relación con la salud y el desarrollo de enfermedades.

El investigador lidera un equipo conformado por la Unidad Periférica de Genómica de Poblaciones Aplicada a la Salud de la FQ y el Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), integrado por Blanca Estela López Contreras (investigadora Inmegen), Sofía Morán Ramos (catedrática Conacyt en Inmegen), Hugo Villamil Ramírez (técnico académico FQ UNAM), Paola León Mimila (profesora-investigadora FQ UNAM) y Daniel Cerqueda García (posdoctorado FQ UNAM).

El grupo publicó sus más recientes resultados sobre la microbiota intestinal en las revistas científicas Gut Microbes y en Diabetes & Metabolism.

En entrevista, Canizales Quinteros explicó que la microbiota intestinal es indispensable para el correcto funcionamiento del organismo, debido a su importante participación en la obtención de energía de los alimentos y en la respuesta inmunológica.

Los humanos, dijo, tenemos trillones de bacterias en ella: “con el estudio a nivel genómico podemos analizar el material genético de cada una de estas bacterias, como si fueran un código de barras el cual permite identificar taxonómicamente a las bacterias presentes”.

Microbiota y obesidad

A su vez, Sofía Morán Ramos indicó que en la investigación publicada en la revista Gut Microbes se identificaron los principales factores del estilo de vida y clínicos que influyen en la variación de la comunidad de bacterias.

En entrevista, precisó que para ello se analizaron muestras de materia fecal de 926 niños en edad escolar de la Ciudad de México, a quienes se les realizó un registro de sus antecedentes clínicos, dietarios y actividad física.

“Encontramos que el nivel socioeconómico y educativo de la madre, es uno de los principales factores que influye en la composición de la microbiota intestinal en niños mexicanos”, comentó Morán.

Y precisó: “no es el nivel socioeconómico per se, sino todos los factores que lo engloban, como cuestiones de higiene, dieta, el ambiente donde viven, incluso la contaminación ambiental; todo ello puede modificar la microbiota intestinal”, añadió.

En la segunda parte del estudio se buscó conocer cuál era la composición de las bacterias asociadas con el sobrepeso y los rasgos metabólicos. Se encontró que un grupo de bacterias, que incluye a miembros de los clostridiales así como Akkermansia y Bifidobacterium estaba asociado con una menor resistencia a la insulina, mayores niveles de colesterol HDL y menores niveles de triglicéridos en circulación.

“A pesar de las diferencias en factores ambientales que pueden influir en la composición de bacterias presentes en la microbiota intestinal, en este estudio se identificaron especies o géneros de bacterias que parecen ayudar a tener un mejor estado de salud o un mejor perfil metabólico”, aseguró la investigadora.

En tanto, Blanca Estela López Contreras, sostuvo que uno de los principales retos en los estudios sobre la microbiota que realiza el grupo de investigación, es la vinculación entre la alimentación, la composición de la microbiota intestinal y el desarrollo de diversas enfermedades.

“No es un tema fácil saber exactamente qué alimentos consume la gente y cómo están vinculados con la obesidad –mediado por la transformación que puede sufrir la microbiota intestinal y esto desencadenar las complicaciones metabólicas que ya se han mencionado–, es un reto importante y estamos trabajando en ello”, externó.

Para entender de mejor manera su participación en la salud y la enfermedad, es necesario conocer su funcionalidad mediante el estudio de los metabolitos que producen las bacterias, agregó Canizales Quinteros.

Uno de los metabolitos de origen bacteriano más  reconocidos es la trimetilamina, cuya síntesis proviene de compuestos como la carnitina y la fosfatidilcolina presentes en la carne roja, entre otras fuentes dietarias. Este metabolito es  estudiado con frecuencia, porque quienes tienen niveles elevados de su derivado, la trimetilamina oxidada, presentan comúnmente alto riesgo de problemas cardiovasculares.

En su oportunidad, Paola León Mimila se refirió al estudio publicado en la revista Diabetes & Metabolism, en el cual se demuestra que en mexicanos con enfermedad por hígado graso no alcohólico, quienes progresan a esteatohepatitis, una forma más severa de la enfermedad, presentan concentraciones séricas elevadas de trimetilamina oxidada.

“Este metabolito, producto de las bacterias, se asocia con mayor daño hepático, así como con un perfil metabólico alterado incluyendo mayores niveles de resistencia a la insulina, triglicéridos y ácidos biliares, lo que evidencia la importancia de la microbiota intestinal no solo en el desarrollo de la obesidad, sino también en el desarrollo de complicaciones metabólicas”, expresó.

En ambos estudios, acotó Samuel Canizales, se presentan evidencias de la importancia de la microbiota intestinal en el desarrollo de la obesidad y alteraciones metabólicas altamente prevalentes en México, como el hígado graso no alcohólico.

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