El gobierno de Sinaloa entregó a Grupo Salinas, el uso y explotación del nuevo estadio de Mazatlán, donde juega el equipo de futbol y donde también podrán organizarse conciertos, actos culturales y artísticos. A cambio, sólo se obtendrán 400 boletos por partido y un palco para el gobernador.
Por Beatriz Pereyra|Foto: Sergio Mejía / Getty Images| domingo, 10 de enero de 2021. Un regalazo con cargo al erario. El gobierno de Sinaloa entregó a la empresa Atlético Morelia, S.A. de C.V., propiedad de Grupo Salinas-TV Azteca, el uso y la explotación del nuevo estadio de Mazatlán, donde juega el equipo de primera división del puerto y donde también podrán organizarse conciertos, actos culturales y artísticos. Las ganancias millonarias que generará el inmueble serán para la empresa de Ricardo Salinas Pliego; a cambio, el gobierno de Sinaloa sólo obtendrá 400 boletos por partido y un palco para el gobernador.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- A cambio de 400 boletos por partido, un palco y 70 millones de pesos prorrateados en 10 años, el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, cedió el uso del estadio de futbol, que costó 700 millones de pesos, al club Mazatlán FC, propiedad de Grupo Salinas-TV Azteca, del empresario Ricardo Salinas Pliego, el segundo hombre más rico de México.
Mediante un contrato firmado el 22 de julio último –cinco días después del inicio del Torneo Guardianes 2020 y siete semanas después de que la directiva del club tomó posesión del flamante inmueble–, el gobierno de Sinaloa cedió a la empresa Atlético Morelia, S.A. de C.V., el derecho exclusivo para administrar, usar, explotar y comercializar el estadio, no sólo para la realización de partidos de futbol, sino para celebrar conciertos, eventos masivos, culturales, artísticos y de cualquier otra índole.
“Para efectos meramente aclaratorios, cabe señalar que todos y cualesquiera ingresos que se generen como fruto y resultado de las actividades y acciones de administración, explotación, mantenimiento, mejoramiento y comercialización, incluyendo, sin limitación, la comercialización y explotación del nombre o naming del estadio serán para el beneficio exclusivo del Mazatlán FC, sin que el gobierno del estado o algún tercero tenga derecho a recibir cualquier clase de participación, retribución o compensación económica respecto de éstos”, se indica en la cláusula séptima.
Según el documento, este derecho es una decisión “expresa e irrevocable” del gobierno estatal.
Aunado a los 700 millones de pesos que costó edificar el inmueble, que descansa sobre un terreno de 10 hectáreas y está ubicado en Avenida Múnich, Fraccionamiento Pradera Dorada, en la ciudad de Mazatlán, cuando las partes firmaron el contrato el estadio tenía una capacidad para 20 mil 60 espectadores, pero el gobierno del estado incluyó unas cláusulas en las que “declara y garantiza que la capacidad final será para hasta 25 mil espectadores” y que, a más tardar, cuatro meses después del acuerdo también instalaría pantallas gigantes, sistema de sonido, internet inalámbrico, sistema de alumbrado, sala de prensa equipada, circuito cerrado de cámaras de vigilancia y localización, cableado de fibra óptica, así como los elevadores.
Hay más: el contrato también establece que, 15 días hábiles después de la firma, la empresa que administra al Mazatlán FC “tomará posesión legal y material de un terreno que el gobierno pondrá a su disposición, previa aprobación del equipo”, que estará en las inmediaciones del estadio y deberá tener las condiciones requeridas para “implementar y estructurar, a través de la construcción de un Centro de Formación de Fuerzas Básicas, su metodología de trabajo que permita promover el desarrollo de futbolistas profesionales”.
Asimismo, el club de futbol propiedad del Grupo Salinas-TV Azteca, a través de Benjamín Salinas Sada, hijo de Salinas Pliego, se beneficiará con el otorgamiento de todo tipo de contratos de exclusividad, como la venta de bebidas –incluyendo las alcohólicas– y alimentos, artículos de cualquier tipo, venta y explotación de espacios publicitarios, la instalación de locales o zonas de venta en el interior y en el exterior del estadio, y podrá bautizarlo con el nombre de un patrocinador.
Este es un adelanto de un reportaje del número 2306 de la edición impresa de Proceso, publicado el 10 de enero de 2021