Con el voto de los numerosos delegados de California, donde Biden se impuso por un 63% de los sufragios, el demócrata superó ampliamente la cota necesaria para llegar a la Casa Blanca.
AFP Y Reuters| El Economista|14 de diciembre de 2020, 16:41. El Colegio Electoral de Estados Unidos confirmó este lunes la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales, frente al mandatario republicano Donald Trump.
California, el estado más poblado del país, entregó sus 55 votos electorales a Biden, poniendo oficialmente al exvicepresidente por encima de los 270 votos necesarios para asegurar la Casa Blanca. Según los resultados de noviembre, Biden obtuvo 306 votos electorales frente a los 232 del republicano Trump.
Joe Biden ganó el lunes la votación del Colegio Electoral. Foto: Reuters
Más temprano en el día, varios estados importantes donde Trump ha intentado revertir el resultado sin éxito su suerte (Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin) también dieron por ganador a Biden, quien asumirá el cargo el 20 de enero junto con su compañera de fórmula Kamala Harris.
Tradicionalmente una formalidad, la votación del Colegio Electoral, programada para un lunes por la ley federal, asumió una importancia enorme debido a las afirmaciones infundadas de Trump de fraude generalizado.
Biden tenía contemplado dar un discurso en horario estelar este lunes para celebrar el hecho y pedir a los estadounidenses que «pasen página» en la era Trump.
«La llama de la democracia se encendió en esta nación hace mucho tiempo», se espera que diga Biden, según extractos publicados por su equipo de transición. «Y ahora sabemos que nada, ni siquiera una pandemia, o un abuso de poder, puede apagar esa llama».
«En esta batalla por el alma de Estados Unidos, prevaleció la democracia».
No había casi ninguna posibilidad de que la votación del lunes negara la victoria a Biden. Mientras fracasan los intentos legales de Trump de revertir los resultados, las vagas esperanzas del presidente de aferrarse al poder yacen ahora en persuadir al Congreso de que no acepte el voto electoral durante una sesión especial del 6 de enero, un esfuerzo que es prácticamente seguro que también será infructuoso.