Reforma|Mié, 08/19/2020 – 12:12|CIUDAD DE MÉXICO.- Incomunicados por vía terrestre desde 2009, sin energía eléctrica desde 2014 y con las escuelas en el abandono desde el sismo de 2017, así enfrentará la localidad de Santa María del Mar, en el Istmo de Tehuantepec, el reinicio del ciclo escolar en el contexto de la emergencia sanitaria por el COVID-19.
La comunidad se ubica al final de una barra de tierra de 2 kilómetros de ancho que divide al Lago Mayor del Golfo de Tehuantepec, en el Pacífico.
El único camino terrestre hasta ahí atraviesa por San Mateo del Mar, pero sus habitantes cerraron el paso en octubre de 2009 tras un conflicto por las tierras donde se instalaría un parque eólico, pleito que llevó a que en 2014 se cortaran los cables que suministraban energía eléctrica a Santa María.
La única forma de comunicarse con otra población que tienen los casi mil 500 habitantes de Santa María del Mar es a través del mar, en un recorrido en lancha de media hora que los lleva hasta San Dionisio del Mar.
Por la emergencia sanitaria, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció que el 24 de agosto iniciará el ciclo escolar a través de la televisión.
Irma Pineda, representante ante el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU, advirtió que, además de que no tienen energía eléctrica, en esa comunidad del Istmo existe un alto nivel de salitre que descompone rápidamente los aparatos electrónicos, como podrían ser pantallas de televisión.
«Es terrible lo que vive esta comunidad ikoots, porque los han dejado aislados, y salir por mar es peligroso, porque soplan muy fuerte los vientos, están totalmente en la indefensión, en la vulnerabilidad», advirtió.
Un viaje en lancha a San Dionisio cuesta al menos 50 pesos y si se quiere llegar hasta Juchitán se deben abonar otros 35 pesos, tan sólo en el viaje de ida.
«Lo que puedan ganar (trabajando) en un día, se les va en el pasaje», remarcó Pineda.
En septiembre de 2017, tras el sismo de 8.2 grados que afectó a Oaxaca, la ayuda gubernamental tardó 10 días en llegar a Santa María del Mar, pero ni en esa ocasión se abrió el camino por tierra.