La extradición de Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, ha sacudido a la opinión pública mexicana. Personaje clave en casos de corrupción del sexenio de Enrique Peña Nieto, la expectativa sobre su captura se centra en la información que pudiera aportar ahora como colaborador de la Fiscalía General de la República y que podría tocar –como mínimo– a Luis Videgaray, brazo derecho del exmandatario mexiquense.
MATHIEU TOURLIERE| Foto: Benjamín Flores|18 julio, 2020|CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Mientras el mundo político de México se cimbra y especula sobre las cloacas del sexenio pasado que Emilio Lozoya Austin destapará ante la Fiscalía General de la República (FGR) –para reducir su condena–, Luis Videgaray Caso, el brazo derecho del expresidente Enrique Peña Nieto, tiene serias razones para preocuparse, porque jugó un papel central en los casos de corrupción que motivaron el arresto y la extradición del exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex).
La compra fraudulenta de la planta de fertilizantes Agronitrogenados a Altos Hornos de México (AHMSA) y la operación de obras otorgadas a la constructora brasileña Odebrecht –dos casos en los cuales Lozoya es acusado de cobrar sobornos por 12.5 millones de dólares– se concretaron gracias a créditos multimillonarios otorgados por Nacional Financiera (Nafin) y el Banco Mexicano de Comercio Exterior (Bancomext), cuyos consejos de administración estaban presididos por Videgaray Caso.
En el capítulo “Banca de Inversión” de su informe anual de 2015, Nafin presumió las líneas de crédito que otorgó a varios planes estratégicos de Peña Nieto ese año. Entre ellos figuraban tres proyectos de Pemex, entonces dirigido por Lozoya Austin: un crédito de 390 millones de dólares para “rehabilitar y poner en marcha” la planta de Agronitrogenados –que estaba en estado de “chatarra”–, 280 millones de dólares para continuar la construcción de la planta Etileno XXI y 240 millones de dólares para el gasoducto de Los Ramones.
El contrato de Etileno XXI, cuyos anexos implicaban condiciones muy desfavorables para Pemex, fue adjudicado a Odebrecht durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, pero concretado en el de Peña Nieto; el de Los Ramones dio las obras del gasoducto a la constructora brasileña, y la supervisión de las obras a la empresa española OHL, también envuelta en escándalos de corrupción que involucraron al primer círculo de Peña Nieto, entre otros a Lozoya y Videgaray, desde que el exmandatario era gobernador del Estado de México.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2281 de la revista Proceso, ya en circulació