junio 9, 2020 at 7:00 am |AUTOR: TANIA DAMIÁN|Contralínea. Una de las cuestiones más discutidas a partir de la crisis mundial de la pandemia de Covid-19 ha sido como este acontecimiento ha visibilizado las grandes desigualdades socioeconómicas, y que inevitablemente se han exacerbado. En el caso particular del sector educativo, el principal reto para los docentes, estudiantes, madres y padres de familia ha sido el acceso desigual a las tecnologías de la información y comunicación, tanto por falta de dispositivos como de servicios (internet y luz), afirmaron investigadoras y docentes especialistas en el tema.
Las diferencias y desigualdades sociales entre el contexto rural y urbano podrían parecer claras; sin embargo, es importante señalar que al interior de los núcleos rurales también hay una gran diversidad, realidades y necesidades, las cuales los docentes, alumnos y familiares han tenido que adaptar al contexto de la pandemia para continuar con el proceso educativo, mencionó Manuel Arévalo, docente rural de una escuela multigrado en Zacatecas.
Indicó que, en el caso de las escuelas multigrado, se encuentran principalmente en zonas de alta y muy alta marginación y en la mayoría de los casos en zonas rurales. De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), durante el ciclo escolar 2016-2017 había un aproximado de 52 mil 450 escuelas multigrado en educación básica, atendidas aproximadamente por 62 mil 700 docentes a las que acudían 1 millón 530 mil estudiantes. Respecto de la educación primaria en México, las escuelas multigrado representan el 35.1 por ciento de las escuelas primarias públicas generales, y en el caso de Zacatecas el porcentaje se eleva al 55.6 por ciento; le siguen Durango, Chiapas, Tabasco, San Luis Potosi y Veracruz.
Hasta 2012, el 69.5 por ciento de la población nacional que estaba por debajo de la línea de bienestar mínimo se localizaba en zonas rurales; en el mismo año, el 62.8 por ciento de la población rural percibía ingresos por debajo de la línea de bienestar. “Hay un gran índice de marginación y falta de empleo en las familias, lo cual conlleva a una escasez de recursos básicos y por lo tanto altos índices de desnutrición en los alumnos, rezago educativo y ausentismo”, indicó Manuel Arevalo.
En cuanto a las implicaciones en las que se ve inmerso el docente en la educación multigrado, se encuentra “el incumplimiento del ciento por ciento de todos los contenidos curriculares de los grados que existen en una sola aula, dificultades para ordenar el trabajo de los diferentes grados, el planteamiento de una misma actividad para todos sin tener el tiempo y la oportunidad de atender específicamente un grado, el tratamiento superficial de los contenidos y lo complejo que resulta ser la planeación”, afirmó el profesor.
Por su parte, Holda Espino –investigadora de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana Enrique C Rebsamen (BENV)– mencionó que es necesario entender el contexto educativo rural para reconocer las problemáticas que actualmente están enfrentando los docentes, estudiantes y sus familias.
Sin embargo es importante no plantear una realidad única “ni un panorama sombrío que deje de lado la diversidad y riqueza de los ambientes socioculturales de las comunidades rurales; [el hecho de] que existen familias donde prevalece un clima apropiado para su crecimiento con abundante saberes, donde los adolescentes aprenden de sus madres, padres, tíos, abuelos a realizar las actividades cotidianas de la vida del campo.
La experta destacó que tampoco se puede ignorar otra realidad donde existen riesgos para la integridad física y emocional de los adolescentes, como la ausencia de uno de los padres o de ambos porque tienen que emigrar en busca de trabajo, violencia intrafamiliar, contextos poco alfabetizados, matrimonio y embarazo temprano o presencia de grupos delincuenciales y otros problemas”, situaciones que posibilitan que los jóvenes no avancen en su proceso educativo o que definitivamente lo abandonen.
Durante esta cuarentena, en la cual han sido suspendidas las clases presenciales, el gobierno federal ha instrumentado el programa “aprende en casa” que tiene como finalidad que todos los niveles de educación básica continúen a distancia con el proceso educativo. En este sentido, el principal reto ha sido establecer vías de comunicación entre los docentes y alumnos para continuar con las actividades escolares: “los maestros se cuestionan como trabajar con todo el grupo, como plantear actividades cooperativas”, atendiendo a las circunstancias de cada alumno, explicó la investigadora de la BENV .
Holda Espino mencionó que, en el caso del sistema de telesecundaria, algunos profesores refieren que entre sus alumnos hay jóvenes que ya no regresarán a sus estudios debido a que algunos trabajan para apoyar a sus familias ante la crisis económica, pero también hay casos de mujeres “que han iniciado una vida al lado de un adulto que les “ofrece seguridad económica para ellas y para sus familias. Hay alumnos que aun sin estar en estas condiciones, no quieren regresar a las actividades escolares”.
Por otra parte, Carlota Guzmán –investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)– señaló que si bien las desigualdades privativas que surgen del sistema de educación a distancia, como “aprende en casa” y “jóvenes en casa”, no son exclusivas del medio rural, sí se exacerban en dicho contexto. Ello, porque las vías de comunicación que se establecieron entre docentes y alumnos son primordialmente digitales, servicios a los cuales la mayoría no tiene acceso.
“No todos tienen celular, hay veces que hay una computadora en casa o un celular, o quien tiene acceso a ellos no puede estar sufragando el costo, el pago del saldo. Por otra parte, el acceso a la luz, a internet también es muy limitado, y de los programas que se propusieron de la televisión no necesariamente llega la señal: algunos canales son de paga”.
Agregó que ello se trató de solucionar, pero “en realidad no operó como una comunicación real. […] La comunicación básicamente fue en el celular, vía whatsapp o correo electrónico. […] Cada quien generó sus propias estrategias de acuerdo a sus propios contextos y con los propios estudiantes”.
Esto es un problema compartido, porque hay docentes que tampoco cuentan con los dispositivos y servicios para acceder a estas tecnologías, detalló Carlota Guzmán.
La investigadora del CRIM también mencionó que en muchos casos los estudiantes no cuentan con una madre o padre con un nivel educativo que pueda ser apoyo académico. En el actual sistema educativo, toda la responsabilidad del aprendizaje recae en la propia institución educativa y principalmente en los docentes, por lo que los padres de familia no cuentan con los conocimientos y herramientas pedagógicas para apoyar a sus hijos ahora que ellos tienen que aprender desde casa.
Por otra parte, mencionó que la escuela representa para muchos estudiantes un sentido de autonomía; tal es el caso de algunas mujeres quienes conciben el espacio escolar como la oportunidad de alejarse del quehacer doméstico y ahora con la actual cuarentena permanecen dentro del círculo familiar sin poder ingresar a otro espacios de autonomía.
Y señaló que es importante reconocer el trabajo que han desarrollado los docentes, quienes debido a las complicaciones propias del contexto educativo rural ya habían desarrollado formas de comunicación, ya sea por medio del celular, principalmente whatsapp, o bien ya tenían identificado la ubicación de cada estudiante. A pesar de ello, establecer vías efectivas de comunicación ha sido complicado; sin embargo, el aprendizaje anterior les ha ayudado en el contexto de pandemia actual, concluyó la investigadora Carlota Guzmán.