JOAN ROYO GUAL|Foto UESLEI MARCELINO / REUTERS|El Mundo|Río de Janeiro|Lunes, 4 mayo 2020 – 20:29. El presidente nombra al nuevo director de la Policía Federal, Rolando Souza, después del revés judicial que sufrió la semana pasada, cuando el Tribunal Supremo impidió el nombramiento de su primera opción, un amigo personal
Mientras Brasil supera los 7.000 muertos y suma más de 100.000 contagiados por coronavirus, su presidente, Jair Bolsonaro, sigue tensando la cuerda de la crisis política con sus desafíos a la Justicia.
Este lunes finalmente nombró al nuevo director de la Policía Federal, Rolando Souza, después del revés judicial que sufrió la semana pasada, cuando el Tribunal Supremo impidió el nombramiento de su primera opción, Alexandre Ramagem, un amigo personal de la familia, al entender que estaría intentando favorecer intereses personales. En la práctica, cambia poco: el nuevo director de la policía era el brazo derecho de Ramagem en la Agencia Brasileña de Inteligencia.
El nombramiento se produce después de que el domingo Bolsonaro redoblara su desafío a la Justicia, acudiendo a una manifestación organizada por sus simpatizantes a las puertas del Palacio del Planalto, la sede del Gobierno. «Queremos la independencia verdadera de los tres poderes. Basta de interferencia. ¡No vamos a admitir más interferencias, se acabó la paciencia!», proclamó Bolsonaro, que también aseguró que las Fuerzas Armadas están de su lado.
El presidente se dio un baño de masas, con cientos de personas que le aclamaban con pancartas en las que se podía leer, por ejemplo, y consignas a favor del cierre del Tribunal Supremo y del Congreso Nacional o de una nueva Constitución que prohíba el comunismo.
PERIODISTAS AGREDIDOS
El ambiente era de fiesta: Bolsonaro llevó al acto a su hija Laura, de nueve años, y estuvo acompañado de diputados y asesores que ondeaban banderas de Israel y EEUU, aliados predilectos del presidente, que permitió que varios seguidores traspasaran el cordón de seguridad para desplegar una enorme bandera de Brasil. Durante el acto, periodistas y fotógrafos fueron agredidos por los seguidores de Bolsonaro, que ya es la segunda vez que participa en una marcha golpista en menos de un mes.
Todo se hizo sin mascarilla y, tratándose de una manifestación, sin respetar las distancias mínimas de seguridad. Y es que el domingo, en Brasilia, el covid-19 parecía pertenecer a una realidad paralela. Sin embargo, Bolsonaro no perdió la oportunidad para cargar una vez más contra los gobernadores y alcaldes, por insistir en implantar medidas de aislamiento social.
LA CONFESIÓN DE ‘JUDAS’
El presidente brasileño está subiendo el tono en un momento delicado. Pocas horas antes de ondear banderas con sus seguidores, el ex ministro de Justicia Sérgio Moro, ya bautizado por el propio Bolsonaro como el ‘Judas’ del Gobierno, era interrogado por la Policía Federal en Curitiba.
El célebre juez se pasó más de ocho horas explicando las acusaciones que hizo contra su ex jefe, y supuestamente habría entregado las pruebas que comprueban que Bolsonaro quería colocar a alguien de confianza en la policía para proteger a sus hijos, implicados en varios escándalos.
Una de esas pruebas sería un vídeo de una reunión del consejo de ministros en que Bolsonaro amenazó con destituirle si no lograba sustituir al responsable de la Policía Federal en Río de Janeiro, donde uno de sus hijos el senador Flávio Bolsonaro, está siendo investigado.
Según la prensa local, Moro también citó a varios ministro del ala militar del Gobierno que habrían sido testigos de esas presiones. En base al informe que realice la policía, la Fiscalía podría denunciar formalmente a Bolsonaro, lo que en última instancia podría abocarle a un proceso de ‘impeachment’.
