El exvicepresidente gana también en Misuri, Misisipi e Idaho, en una jornada que corona la espectacular tendencia ascendente del candidato centrista
El exvicepresidente gana también en Misuri, Misisipi e Idaho, en una jornada que corona la espectacular tendencia ascendente del candidato centrista
PABLO GUIMÓN |Foto MARIO TAMA AFP| El País|Washington – 11 MAR 2020 – 09:34. Tras una rotunda victoria el martes en al menos cuatro de los seis Estados que se disputaban, el candidato centrista Joe Biden camina con un paso cada vez más firme hacia la nominación demócrata, un objetivo que parecía escapársele inevitablemente en el arranque de la contienda. Biden ganó en Misuri, Misisipi, Idaho y también en Michigan, un Estado particularmente importante por su poderosa carga simbólica. El ex vicepresidente, protagonista de una espectacular remontada que le ha convertido ya en claro favorito a enfrentarse a Donald Trump en las presidenciales de noviembre, asesta así un golpe crítico a las aspiraciones de su rival izquierdista Bernie Sanders.
El foco de los dos candidatos estaba puesto en Michigan. La victoria de Sanders en este Estado hace cuatro supuso una inyección de credibilidad a su campaña insurgente y fue un duro golpe para Hillary Clinton, aunque esta acabó haciéndose con la nominación. Además, en las presidenciales de 2016, Donald Trump se impuso en Michigan por un margen tan ajustado (apenas 10.000 votos) que los demócratas deseaban una exhibición de fuerza que indicara que pueden ganar allí en noviembre. Esa exhibición de fuerza, en el Estado que más delgados repartía (125) de la noche, la ha proporcionado Biden. Sanders, por su parte, solo logró imponerse en Dakota del Norte (por apenas 2.000 votos) y se encaminaba a una victoria por la mínima en el Estado de Washington, donde hace cuatro años ganó de calle.
Era la jornada más importante desde el Supermartes, que dio la vuelta la semana pasada a este proceso en cuyos primeros compases el senador por Vermont emergía como el candidato a batir. Hace menos de dos semanas, después de un sonado batacazo en Nevada, que se sumaba a pésimos resultados en Iowa y New Hampshire, la tercera carrera presidencial de Joe Biden parecía condenada al fracaso. Pero la contienda, o lo que queda de ella, hoy es otra.
Biden compareció por la noche en Filadelfia. «Quiero agradecer a Bernie Sanders y a sus seguidores por su energía inagotable y su pasión”, dijo. “Compartiremos un objetivo común”, les ha recordado, “y juntos derrotaremos a Donald Trump”. “Sabemos pelear”, añadió, “pero ahora debemos mostrar que sabemos también curar”. Bernie Sanders, de manera significativa, no compareció hasta este miércoles por la tarde para confirmar que sigue en la carrera.
La que parecía una campaña basada tan solo en la nostalgia de Barack Obama ha demostrado arrastrar consigo a una ganadora coalición de seguidores compuesta, según indican los sondeos a pie de urna, por un fiel electorado afroamericano, votantes de edad avanzada y residentes de los suburbios blancos y las zonas rurales. La victoria en Misisipi, con un 80% del apoyo en un Estado en el que el 70% de los votantes demócratas son afroamericanos, fue aplastante. Pero también en Misuri y en Michigan se imponía Biden en todos los condados, en muchos de los cuales Sanders había ganado a Clinton en 2016.
Son datos que refuerzan el argumento de sus posibilidades de ganar a Donald Trump. Permanece la incógnita de su capacidad de atraer al electorado joven que apoya masivamente a Sanders, aunque los datos de participación de ese colectivo son más bajos de lo que esperaba el equipo del candidato izquierdista. Y esa es una de las razones por las que su campaña agoniza.
Porque además de perder contra Biden, el Sanders de 2020 perdió también contra el Sanders de 2016. Ese año se impuso ante Hillary Clinton en Michigan y en Misuri, y se llevó de calle Idaho, Dakota del Norte y Washington. En ese Estado de la costa noroeste barrió con un 72,7% en 2016 y este martes, con el 67% escrutado, apenas ganaba por 0,2 puntos a Biden. La tendencia ya se vio en el Supermartes, donde su porcentaje de voto fue menor que hace cuatro años en todos los 14 Estados que se disputaron. Pero en aquella ocasión tenía la excusa de que Elizabeth Warren, que competía con él por el mismo carril izquierdo, seguía en la carrera. Ahora ya no.
Sabedor desde el principio de lo que necesitaba para ganar, incluso en las fiestas en las que celebraba sus victorias en los tres primeros Estados insistía Sanders en que solo una gran participación le llevaría a la nominación. Pero esa movilización no llegó. En Misuri, por ejemplo, el porcentaje de votantes menores de 45 años fue de un 41% en las primarias de 2016; este martes, su peso fue de un 32%. En cambio, los mayores de 65 años, un 81% de los cuales apoyó a Biden, pasaron de representar un 22% del electorado en 2016 a un 31% este martes en ese mismo Estado. El vigor que demostró Sanders entre los jóvenes y los latinos le valió cuando la vía del centro estaba repartida entre media docena de candidatos, pero ha resultado insuficiente cuando todos los que ocupaban esa pista se han juntado detrás de Biden.
El calendario no es amable para las esperanzas de Sanders. Las siguientes pruebas, con Estados importantes el próximo martes como Illinois (155 delegados) y Florida (219), donde Biden parte con claras ventajas, no dibujan un horizonte de remontada para el candidato izquierdista.
Este martes era la primera vez que se votaba con la carrera reducida de facto a dos candidatos. Aunque también concurría la congresista por Hawái Tulsi Gabbard, su presencia es poco menos que anecdótica. No ha pasado del 2% de apoyo en ninguna encuesta y solo ha conseguido dos delegados (en Samoa Americana), pero sigue en la carrera mientras otros candidatos mucho más fuertes han abandonado. También era la primera vez que se votaba en medio de la incertidumbre provocada por el coronavirus. Tanto Sanders como Biden cancelaron sendos mítines en Cleveland (Ohio) previstos para el martes por la noche. Por el mismo motivo, el Comité Nacional Demócrata anunció que el debate del próximo domingo entre los dos candidatos, que brindará a Sanders una de sus últimas oportunidades para tratar de revertir un desenlace que desde el martes parece aún más inevitable, se celebrará a puerta cerrada.
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