Estudiantes lideran protesta global contra el cambio climático

-En vísperas de la cumbre de la ONU. -La huelga de este viernes culmina con una manifestación en Nueva York encabezada por la activista Greta Thunberg.

LLUÍS PELLICER/EL PAÍS/Berlín / Bruselas / Madrid 20 SEP 2019 – 08:43
António Guterres: “La naturaleza está enfadada y te devuelve el golpe”
250 medios de comunicación volcados en la crisis ambiental
Menos discursos y más acción para detener el calentamiento global. Si durante los últimos días la ONU ha reiterado este mensaje a los líderes mundiales que se reunirán el próximo lunes en la Cumbre del Clima en Nueva York, este viernes cientos de miles de estudiantes se lo están gritando desde las calles. Decenas de miles lo han hecho ya en Australia y otros países del Pacífico, en el arranque de una movilización escolar global para exigir medidas urgentes para detener la catástrofe medioambiental. De Sídney a São Paulo, pasando por Berlín, Bruselas, Washington o México, los alumnos han cerrado ya o cerrarán sus cuadernos para participar en las protestas, que se prevén multitudinarias en ciudades como Nueva York, donde se espera la asistencia de más de un millón de personas. Al frente de esta marcha estará la activista sueca de 16 años Greta Thunberg, impulsora del movimiento Fridays for Future. En total, están programados más de 5.000 actos en 156 países a lo largo de la semana que tendrá su colofón el próximo viernes 27 en una huelga climática mundial a la que esta vez no se sumarán solo los estudiantes: la protesta está respaldada por miles de asociaciones de la sociedad civil.

«Dejad de negar que la Tierra se está muriendo», decía un cartel que llevaba un estudiante que protestaba en Sídney, mientras la mayoría de redes sociales muestran a estudiantes reunidos en toda Australia, entre otras en varias capitales de Estados y pueblos del interior como Alice Springs.

CANOAS Y ESCUDOS EN LAS ISLAS SALOMÓN
Los países insulares del Pacífico, los más vulnerables al aumento del nivel de las aguas a raíz del calentamiento global, también han participado en la protesta.
Los escolares en las islas Salomón, algunos armados con escudos y
banderas y otros en canoas, se congregaron cerca del mar para pedir acciones para mitigar la emergencia climática.
Mientras los escolares de Kiribati (país insular al noreste de Australia) coreaban, con el puño en alto,
«no nos estamos ahogando, estamos luchando».
«No lo empezamos, pero estamos tratando de combatirlo», rezaba otra pancarta en la manifestación de Sídney.

En Berlín, este mediodía era prácticamente imposible llegar a la Puerta de Brandenburgo. Una marea de jóvenes y adultos clamaban por el clima, como en otras ciudades de Alemania, donde están programadas 500 movilizaciones que cuentan con el apoyo de sindicatos, empresarios y la Iglesia protestante. En cambio, la protesta de hoy en Bruselas transcurre más comedida. La manifestación,  que ha arrancado en la Gare du Nord al grito de «¡Somos imparables!», congrega a menos personas que las de principios de año. Sus mensajes, eso sí, son igual de efectistas: «Estoy seguro de que los dinosaurios también pensaban que tenían tiempo».

En las manifestaciones que están recorriendo el mundo este viernes, inspiradas por Greta Thunberg, los estudiantes hablan con una sola voz sobre los efectos del cambio climático en el planeta, que no son cosa del futuro, sino del presente.

El Acuerdo de París cerrado en 2015 para contener el aumento de temperatura en dos grados -y en la medida de lo posible dejarlo en 1,5- con respecto a los niveles preindustriales no ha impedido que las emisiones y las temperaturas estén en la actualidad en niveles récord y que los fenómenos meteorológicos extremos como el huracán Dorian sean cada vez más frecuentes. “Hay que hacer comprender a la gente que hay una emergencia climática hoy, que el problema del cambio climático es de hoy, que la salud pública está amenazada hoy, que el mar está subiendo hoy, que las temperaturas ya están provocando problemas muy graves”, enfatizaba esta semana el secretario general de la ONU, António Guterres, en una entrevista realizada por EL PAÍS con Covering Climate Now, un consorcio global de más de 250 medios de comunicación para fortalecer la cobertura informativa sobre la lucha contra el cambio climático que tiene su próxima parada en la cumbre de la ONU del lunes. La Organización de Naciones Unidas reúne ese día a líderes mundiales para empujarles a que presenten planes de recortes de emisiones más exigentes y que permitan cumplir con la meta de París.  Este proceso continuará en la cumbre que se celebrará en Santiago de Chile en diciembre.

Mientras la ONU exige a los Gobiernos mayor ambición para combatir la crisis climática traducida a medidas concretas que tardan en llegar -si no, los gases de efecto invernadero, lejos de reducirse un 45% aumentarán un 10%-, los jóvenes han abrazado la causa que abanderó Greta Thunberg y están señalándoles el camino. Y a algunos no les gusta. El ministro de Finanzas de Australia, Mathias Cormann, señaló este jueves al Parlamento que los estudiantes no deberían participar en el movimiento de protesta. «Los estudiantes deben ir a la escuela», afirmó. No creen lo mismo las autoridades de Nueva York que han facilitado la movilización de este viernes: 1,1 millones de estudiantes de escuelas públicas tienen permiso para faltar a las clases. O el secretario general de Amnistía Internacional, Kumi Naidoo, que ha dirigido una carta a 30.000 colegios del mundo pidiendo a sus responsables que permitan a los chavales participar en las movilizaciones de esta semana.

«Estas protestas me parece increíbles, esperanzadoras, necesarias», dice Amaranta Herrero, profesora de Sociología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona. «Están teniendo mucha repercusión. Muchos ámbitos de la sociedad que generalmente no se han mojado por la crisis climática empiezan a sumarse, empiezan a descubrir la problemática y empiezan a expresarlo», continúa. «Es verdad que desde hace décadas suenan las alarmas desde el mundo científico. Pero los Gobiernos no solo se guían por la acción de la ciencia, se necesitan muchos actores sociales para hacer avanzar la sociedad, sobre todo, cuando de lo que se trata es de rebajar emisiones y eso pasa por consumir menos materiales y energías a escala global, redistribuir la riqueza y asumir que el planeta tiene recursos limitados. Hay una clase consumidora global que está llevándonos al precipicio», sentencia.

La campaña va camino de convertirse en la mayor movilización climática de la historia y Fridays for Future, la organización que ha canalizado las protestas verdes de los estudiantes en todo el mundo, ya cuenta con una lista de más de 5.225 eventos en 156 países que tendrán lugar del 20 al 27 de septiembre, y cada día se añaden más. Los adultos se unirán a los jóvenes y, de hecho, la plataforma 350.org estima que más de 73 sindicatos, 820 organizaciones y 2.500 empresas ya han manifestado su apoyo a las huelgas.

En España, aunque este viernes también habrá protestas, los esfuerzos se centran en la denominada huelga general del próximo viernes. Respaldada por Alianza por el Clima, tiene el apoyo de más de 300 organizaciones y Fridays For Future ha convocado 179 paros en todo el país.

«Los jóvenes sabemos que España será uno de los países europeos más afectados por esta crisis y por eso nos hemos manifestado a lo largo de todo el año», dice la activista de Fridays for Future María Laín. «La huelga mundial del 27 de septiembre será el punto culminante de nuestras protestas, y me gustaría que tanto jóvenes como mayores se unieran a nuestra causa. Seas quien seas, la crisis climática te afecta y tú eres parte de la solución», ha remachado.

Durante toda la semana habrá distintas acciones en todo el país desde talleres, pancartas, puntos informativos, entre otras actividades. A los jóvenes se han sumado también Madres por el Clima cuyo objetivo es concienciar sobre la crisis climática y seguir ejerciendo presión para que se tomen medidas contundentes para proteger al planeta.

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