-No se prevé afectación relevante, dice la Semarnat
-Avalan plan de impacto ambiental en Santa Lucía, con 16 condicionantes
-Plantea permiso de 50 años para operar esa terminal
Angélica Enciso L.|Periódico La Jornada|Viernes 26 de julio de 2019, p. 4. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) la manifestación de impacto ambiental (MIA) en el proyecto del aeropuerto internacional de Santa Lucía, en una zona 83 por ciento impactada por las áreas urbanas, zonas agrícolas y sin vegetación. Planteó 16 condicionantes, una vigencia de 33 años para la preparación del sitio y la construcción de la obra, y 50 años para la operación de la terminal.
El proyecto en total se desarrollará en 3 mil 688 hectáreas, considera la construcción de la terminal aérea, la reubicación de instalaciones militares y la interconexión con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Tendrá tres pistas nuevas, más la de uso militar. También requiere el cambio de uso de suelo forestal de 17.22 hectáreas, autorización que deberá pedir a la Semarnat.
El 17 de julio la dependencia entregó a la Sedena, promotora de la obra, el resolutivo con la autorización de la MIA del proyecto que abarca 10 municipios del estado de México, fue evaluado en 60 días hábiles y consta de 274 páginas.
La autorización del cancelado nuevo aeropuerto en Texcoco también se llevó 60 días, pero para esa obra se dieron 48 años para preparar el sitio y un siglo para la operación, se presentaron 20 condicionantes y fue un documento de 133 páginas.
La Semarnat indicó que construir un aeropuerto donde por siete décadas operó la base aérea implica menor impacto ambiental y el área de interconexión está totalmente urbanizada, por lo que no se prevén impactos ambientales relevantes, pero entre los que habrá menciona que las aves son las que tienen más afectación, ya que especies migratorias llegan a los cuerpos de agua superficiales.
Además, se alterarán los niveles que establecen las normas sobre el ruido y emisiones de contaminantes, el hábitat, la calidad y volumen de agua. Para estas y otras afectaciones, la dependencia estableció una serie de medidas de mitigación.
En relación con el agua, refirió que el aeropuerto requerirá para su operación de 5 millones 482 mil metros cúbicos en una zona donde el líquido escasea; por ello la Sedena determinó utilizar una fuente alterna al acuífero Cuautitlán-Pachuca que abastece a la región. La obtendrá del valle de Mezquital a través de un acueducto. Con esto no se pondrá en riesgo el suministro actual de líquido potable y pidió la construcción de seis plantas de tratamiento de aguas residuales, así como la recarga artificial del acuífero.
En relación con la obstrucción del cerro de Paula, zona que es considerada como una superficie limitadora de obstáculo para la aproximación y despegue de aeronaves, la Sedena señaló que se puede franquear y no implica un problema para la operación del aeródromo. El casco de la Hacienda Santa Lucía, construido entre 1580 y 1596, se conservará como monumento histórico en acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Acerca del riesgo de impacto de las aves, la Semarnat pidió el saneamiento de cuerpos de agua, eliminación de fuentes de residuos, uso de repelentes sonoros, medidas visuales de disuasión y control de aves por halcones o perros entrenados.
Entre las condicionantes que la autoridad ambiental planteó están cumplir las medidas de mitigación; establecer un programa sustentable de agua; contar con un programa de vigilancia ambiental que deberá ejecutarse por un supervisor especializado; obtener un seguro de riesgo ambiental.
La Sedena, para conservar la biodiversidad de la zona, deberá presentar al inicio de cada actividad programas de rescate; la reubicación de flora y manejo de vida silvestre. También deberá presentar un programa de restauración ambiental y entregar a las presidencias municipales de Zumpango y Tecámac un resumen ejecutivo del Estudio de Riesgo Ambiental.