Mexicanos en el futbol de Venezuela; entre la gloria y el infierno

Dos futbolistas mexicanos vivieron realidades opuestas en el balompié venezolano, uno disfruta del éxito y el otro regresó a México

18/06/2019 15:21 Apuntes de Rabona|Excélsior|CIUDAD DE MÉXICO. Los mexicanos en el futbol de Venezuela experimentan dos rostros distintos. Y es que en medio de una sociedad que pareciera vivir en una extrema polarización, en la que solamente existen los que se suman a Maduro y su gobierno o los que están contra, la historia de estos dos futbolistas se adecúa de manera insospechada a las dos narrativas que se sostienen en la prensa durante los últimos años: en Venezuela no pasa nada y Venezuela se viene abajo.

Los mexicanos en el futbol de Venezuela
Por un lado tenemos la historia de Lorenzo Luz Rodríguez. Es originario de Monterrey y sus primeros intentos por llegar al profesionalismo en el futbol estuvieron vinculados a Tigres, donde nunca logró hacerse de un lugar. Estas dificultades fueron las que lo orillaron a buscar nuevas oportunidades. Pasó por la Sub-20 de Atlante y de ahí a los Potros UAEM, para luego ir a tocar puertas a Europa, donde estuvo cerca de llegar a un equipo, pero precisamente el hecho de no haber debutado en la Liga Mx terminó por arrebatarle la posibilidad de jugar en un club suizo, ya que era un requisito para su fichaje.

Luego de toda esta travesía, fue finalmente en el declarado enemigo de Venezuela donde su destino se sellaría: en Estados Unidos jugó en el Miami United, de la NASHL, donde el visor David Páez lo convenció de ir a probar suerte a tierras bolivarianas.

Luz Rodríguez, el éxito
Aquel 2016 llegó a Estudiantes de Mérida, donde tuvo una primera etapa más que positiva. Se convirtió en el primer jugador de su escuadra en anotar en cinco victorias seguidas, además de haber anotado 15 goles en aquella fase. Todo iba viento en popa, pero justamente lo problemas económicos fueron los que obligaron al cuadro Venezolano a prescindir de los servicios de Luz Rodríguez. “No me pudieron renovar y me fui de pata de perro de nueva cuenta a la segunda de Lituania, y de ahí me volvieron a llamar… Estoy de regreso”. Tras su retorno a las tierras gobernadas por Maduro (¿o Guaidó?), las cosa no pudieron ir mejor para el mexicano.

Con sus 27 años, le apodan el ‘Cohete’, debido a su velocidad. “Era el jugador más rápido de la Liga” asevera. El domingo 3 de junio de este 2019 anotó un golazo casi desde la media cancha que sin ningún problema puede estar nominado al Premio Puskás, que además dio el pase a las semifinales del Apertura 2019 a su escuadra.

Un país sin muchas dificultades particulares
La vida en Venezuela no presenta mayores problemas para él, que asevera que a pesar de todo lo que los noticieros dicen, tiene una vida bastante cómoda. “Antes, cuando vine por primera vez, no había muchas cosas, había mucho desabasto, pero hoy existen más cosas en las tiendas, pero muy caras, las cosas están muy caras”.

Y es que las dificultades no son súnicamente para los mexicanos en el futbol venezolano, sino para la población en general, ya que varios medios de comunicación aseveran que hay una falta importante de suministros tales como los medicamentos o algunos alimentos que en otro momento no suscitaban dificultad alguna.

Sin embargo Luz Rodríguez afirma no sufrir en este sentido, en gran parte gracias al reconocimiento que le otorga su estatus de futbolista. “Es que hay filas largas para obtener gasolina, medicinas y demás, pero eso ni lo sufro, como soy medio famoso me brinco la cola… Aquí me tratan muy bien”, llegó a aseverar.

Alfonso Nieto, el otro rostro
Pero la suerte de los mexicanos en el futbol de Venezuela no siempre es tan alegre. Si Lorenzo Luz Rodríguez representa la parte luminosa, sin lugar a dudas Alfonso Nieto es el testimonio de la parte menos alegre. Surgido de la cantera de Pumas, al igual que Rodríguez, Nieto se vio en la necesidad de buscar oportunidades en el extranjero, debido a que los equipos locales no le abrieron las puertas. La oportunidad se dio gracias a la intervención de Marco ‘Pikolín’ Palacios, quien lo puso en contacto con un empresario que terminaría por ofrecerle trabajo. Fue así como una oferta proveniente del Carabobo F. C. lo llevó a Venezuela.

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Una vez instalado en Valencia, Venezuela, las cosas comenzaron a complicarse. Su nuevo equipo le retrasó sus pagos y de puso pretextos para regularizar su situación. A pesar de esto, según declaraciones, la gente lo recibió muy bien y pronto su esposa (que en ese momento tenía dos meses de embarazo) se unió a él.

Sin embargo había distintas cosas que ya comenzaban a llamar su atención, por ejemplo las largas filas que se hacían en las tiendas. Este problema no les aquejó en un inicio, gracias a que llevaron a su nuevo país muchas cosas de México. Pero con el paso del tiempo las reservas comenzaron a agotarsey las dificultades se hicieron cada vez más presentes.

Las dificultades de la paternidad
«En el club no me pagaron los primeros tres meses, quería regresarme ya, pero mi esposa no podía viajar”, declaró. En esa situación su mujer dio a luz y fue gracias a la ayuda de una enfermera que “los adoptó”, que pudieron seguir adelante, ya que ella les conseguía las medicinas, debido a que no las encontraban por ningún lado.

Otro de los problemas que tuvo que atravesar se debió a la llamada ‘fórmula’ que se les da a los recién nacidos, ya que no la encontraba en Venezuela. “Un jugador que era colombiano nos las trajo, nos dio las fórmulas que necesitamos porque ahí (en Venezuela) no las conseguimos”, aseguró.

Alfonso Nieto y su esposa llegaron a la conclusión de que era momento de partir, por lo que decidieron rescindir el contrato que el jugador tenía con Carabobo F. C. y salir del país. Las cosas aquí se pusieron todavía más complejas, debido a que Matías, su hijo, había nacido en tierras bolivarianas, necesitaban tramitar el pasaporte para que pudiera salir de Venezuela.

El largo camino al pasaporte
Su hijo nació a mediados de mayo y apenas dos semanas después el torneo finalizó, por lo que el siguiente mes apareció como el de su retorno. Sin embargo tuvieron que pasar todavía dos meses más debido a que ni su antiguo equipo ni la Embajada Mexicana pudieron ayudarlo para conseguir el pasaporte de su bebé. “Durante dos meses fuimos diario a la oficina de pasaportes y siempre nos lo negaban”, afirmó.

Actualmente ya se encuentra de regreso en México, desde donde sigue buscando una oportunidad en el futbol, al tiempo que afirma que espera que las cosas resuelvan pronto en Venezuela, para que su hijo pueda conocer el sitio donde nació.

Éstas son solamente dos historias en las que podemos observar la suerte de dos mexicanos en el futbol de Venezuela, son narrativas que terminan por ser el ejemplo de un par de discursos en los que pareciera ser que los puntos medios no existen más: Venezuela es la plenitud o la carencia absoluta.

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