Los nuevos pronósticos se cumplirán siempre que los proyectos de infraestructura se desarrollen con una buena planificación y con la participación de inversiones privadas; el organismo estimó que el consumo doméstico puede ser un motor de crecimiento.
Yolanda Morales Y Elizabeth Albarrán/El Economista/03 de mayo de 2019, 01:03. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señaló la situación financiera de Petróleos Mexicanos y la eventualidad de un recorte de calificación para la petrolera como los factores de riesgo más importantes para la economía mexicana.
Durante la presentación del estudio económico para México, se mencionó que otros factores de riesgo son la incertidumbre en torno a la ratificación del acuerdo de comercio entre Canadá, México y Estados Unidos (T-MEC); una desaceleración de la economía mundial y las renovadas tensiones comerciales que dificultarían las exportaciones y en conjunto deprimirían la inversión privada.
En el reporte, divulgado en México por el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, acompañado por el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, destacaron que el moderado crecimiento de la economía es un determinante que no ha permitido mejorar los estándares de vida de los mexicanos. Pues la moderada expansión es resultado de la baja productividad. El débil desempeño del producto ha estado influido por la escasa educación, resultados, del limitado respeto al Estado de Derecho, obstáculos a la competencia e informalidad generalizada.
La desaceleración es mundial
Con base en este diagnóstico, la OCDE recortó su expectativa de crecimiento en 4 décimas de punto para el 2019 y 3 décimas para el 2020.
Ahora, anticipa una expansión de 1.6% para este año, que está lejos de 2% que tenía previsto apenas en marzo; y ubicó el pronóstico para el año entrante en 2%, que es también inferior a 2.3% estimado por ellos mismos hace dos meses.
De acuerdo con el secretario general de la OCDE, este ajuste resulta del contexto internacional donde prevalece la incertidumbre sobre el comercio, “que agarró a México en pleno cambio de gobierno”.
Gurría explicó que la desaceleración económica mundial ha restado cerca de 1 punto del PIB a la expansión global en los últimos 12 meses y por eso resultaba poco probable que México se mantuviera al margen, teniendo una economía tan abierta.
Necesario, abordar desigualdades
En su análisis, la organización considera que en los estados del sur del país, que por años han tenido su economía más recargada en actividades tradicionales, reforzando las inequidades y a pesar del aumento del gasto social, la pobreza y las desigualdades, siguen pronunciándose. Por lo anterior, se vuelve necesario abordar las disparidades tan altas que se presentan en esta región, con mayor igualdad de oportunidades para mujeres y pueblos indígenas, sostuvo.
Las fortalezas
Los expertos de la organización destacaron en el estudio que estos nuevos pronósticos se cumplirán siempre y cuando los proyectos de infraestructura se desarrollen con una buena planificación y con inversiones privadas complementando a la pública.
“Ante la meta proyectada por el gobierno para impulsar la producción del hidrocarburo, es probable que se requiera inversión privada adicional, que podría canalizarse si se cumple el firme compromiso de combatir al crimen y la corrupción generalizada, y con ello se crea un ambiente más competitivo”.
La entidad estimó que el consumo doméstico puede ser un motor de crecimiento con el apoyo del aumento en el salario mínimo, un bajo desempleo continuo y el fuerte flujo de remesas.
Con las nuevas previsiones de crecimiento, el organismo internacional alimenta la nueva onda expansiva de recortes sobre las expectativas del desempeño de la economía tanto del mercado como de organismos internacionales, que inició en enero y se reavivó en abril, cuando el Fondo Monetario Internacional rebajó la previsión también a 1.6 %, una tasa en la que coinciden con el punto medio del rango estimado y revisado por la Secretaría de Hacienda.
Las siete recomendaciones
Tras el diagnóstico que cada dos años realiza la OCDE a los países miembros, realizó siete recomendaciones a México para fortalecer un crecimiento económico inclusivo:
Aumentar la participación de mujeres en el mercado laboral a partir de ampliar el acceso al cuidado infantil de buena calidad y reducir la deserción femenina de escuelas.
Reducir la corrupción generalizada, completando la implementación de los sistemas anticorrupción nacional y local, y bajar la criminalidad que dificulta la actividad económica.
Mantener la ejecución de las reformas aprobadas y dar seguimiento a los resultados, incluida la educativa, conservando lo esencial de la anterior.
Asegurarse que autoridades de competencia y reguladores cuenten con recursos económicos para cumplir sus mandatos.
Reducir la informalidad.
Aumento gradual de impuestos sobre carbono, eliminar exenciones y compensar a los pobres vía tributaria.
Apostar por el uso de energía renovable.