¿Libro impreso o electrónico? lo importante es el contenido

• Hoy se da más importancia a las herramientas tecnológicas que al valor académico y literario de los libros, señaló Georgina Araceli Torres Vargas, investigadora de la UNAM. • Advirtió sobre la existencia de editoriales pirata que publican libros sin estricto arbitraje, sólo por vender.

UNAM-DGCS-276/Ciudad Universitaria/06:00 hs. 23 de abril de 2019. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura (2015), 79 por ciento de los hogares en México tiene libros impresos y 16.4 por ciento cuenta con libros digitales. Pero el placer de leer no surge del soporte de los libros, sino de su contenido, afirmó Georgina Araceli Torres Vargas, directora del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (IIBI) de la UNAM.

Sin embargo, sigue vigente la necesidad de insistir en esta premisa, pues la población parece valorar más las tecnologías de la información y la comunicación –herramientas de los eBooks– que la importancia académica y literaria de los libros, dijo.

“La imprenta fue un invento de gran relevancia porque ayudó a difundir la cultura, a los diferentes pensares alrededor del mundo, pero al llegar el libro digital volteamos a ver el medio, la tecnología. Decimos que lo importante es la inmediatez, el acceso a los contenidos, y estamos perdiendo de vista al libro en sí”.

En el marco del Día mundial del libro y del derecho de autor, que se celebra hoy, 23 de abril, y que tiene por objetivo promover la creatividad, la diversidad y la igualdad de acceso al conocimiento, Torres subrayó que las obras más vendidas son aquéllas con portadas llamativas, tipografía exagerada, y se deja de lado el rigor académico o literario.

“Cuando volteamos al libro digital, también vemos que su éxito depende si es acompañando de videos, de algún blog, si algún youtuber lo promociona”.

La lectura, expuso, siempre será el regocijo del contenido, al sentirnos identificados o complementados con lo expuesto en la obra. En el caso de los libros científicos o académicos, “importa que me permitan seguir pensando sobre los temas que investigo, si me despierta la curiosidad o incluso una crítica”.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura (2015), 45 por ciento de los hogares mexicanos tiene libros de texto; 40 por ciento, libros religiosos; 36.6, cuentos; 33.6, enciclopedias; 29.7, libros de historia; y 29.2, novelas.

Editoriales pirata

Torres Vargas, especialista en tecnologías de la información y el conocimiento, advirtió que otro de los problemas que enfrenta el libro son las editoriales “pirata”, dedicadas a publicar sin someter las obras a un arbitraje estricto, a la revisión de pares. Publican sólo para vender.

Actualmente, los actores de la cadena editorial tienen varios retos, como decidir publicar en impreso aunque casi no se venda, optar por el libro digital o hacer una edición mixta para dar diversidad a los lectores.

“Estamos ante una mezcla de generaciones: las que sólo tuvieron acceso a los impresos y las que ya nacieron en la era digital, lo que convierte al mercado editorial en algo complejo. Quienes ofrecen contenidos de pantalla no cuentan aún con gran variedad y lo atan a ciertos sistemas operativos, lo que limita la elección”.

Fortalecer las bibliotecas públicas
Las cifras sobre lectura en México son variables. Según el INEGI, en el país sólo 45 de cada 100 mexicanos mayores de 18 años leyeron un libro el año pasado; y la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura 2015 reportó que en promedio se leen 3.5 libros al año por gusto.

Para la investigadora universitaria es necesario incentivar la lectura desde la infancia, pues sólo así habrá buenos lectores. Pero este objetivo no se alcanzará ofreciendo libros más baratos ni acercándolos a las casas, sino con el fortalecimiento de las bibliotecas públicas.

“Si hubieran crecido más, podríamos tener un acervo muy rico, pero el problema fue dotarlas de colecciones. En cuanto a las bibliotecas de aula, el inconveniente es que no se capacitó a los profesores para estimular a los niños, sólo se llevaron cajas con libros. Estos espacios son importantes porque la lectura no es un acto solitario, sino compartido. La comprensión se da discutiendo con el otro”, concluyó.

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