Ídolo de la Generación X
Por Raúl Campos/La Razón/5 abril, 2019. El 8 de abril de hace 25 años, el electricista Gary Smith llegó al 171 de Lake Washington Boulevard East, en Seattle, a instalar un sistema de seguridad; encontró a Kurt Cobain con la vida arrebatada a mano propia.
“Con su personalidad, se ha diferenciado de muchos músicos de todas las épocas, siendo uno de los que con pocos discos logró imprimir su genialidad en composiciones crudas que transmiten su dolor”, explica Álex Carranco, editor de Rolling Stone México.
Arturo Flores, editor de Playboy México, asegura que Cobain reunió varias características que emblematizan a cualquier figura: “representaba a un punk muy rebelde que te enganchaba sin volverte antisistema, su sonido era fuerte pero pegajoso, su suicidio fue el acto fundamental en la creación de su mito: nos gusta adorar mártires jóvenes de muerte trágica’”.
Consolidó al grunge, la última gran revolución musical de sonido original: con sus guitarras distorsionadas, melodías repetitivas y batería pesada rompió con el rock que prevalecía. Esta mezcla fue esencial para que Nirvana forjara su legado.
“Su grandeza radica en lo simple: no poseen canciones complejas, siempre he pensado que Cobain era pésimo guitarrista con un gran sentido de la melodía, eso lo dice él en algún documental”, apunta Flores.
Nevermind, su segundo disco, logró quitarle el trono al Dangerous del rey del pop del Billboard, ha vendido más de 35 millones de copias a nivel mundial y es considerado por Rolling Stone como el #17 de los mejores 500 álbumes de todos los tiempos. “Smells like teen spirit”, su primera canción es considerada el “himno de la generación X”.
“Es un tema fatalista, lleno de furia que juega con ruidos y silencios, rememora un poco al sonido de Pixies. Un tema rebelde que dio el marco perfecto para la voz de la Generación X que vivía un ataque de consumismo y manipulación política, en un mundo en que el Internet llegaba para cambiarlo”, describe Carranco.
Se sigue respirando su influencia: “Paul Banks, vocal de Interpol, lo ha señalado como una de sus grandes influencias, y si escuchas su banda hay algo de ese sonido; cuando The Vines sacó su primer sencillo prácticamente era una canción de Nirvana… los Hives, también”, lista Flores.
“Cobain y Nirvana definieron una era y cambiaron al rock para siempre, su influencia se escucha en muchas bandas de punk, rock y grunge. Su sinceridad de composición es aplaudible, no escribía o tocaba por darle gusto a alguien. La música era su desahogo, se sentía bien haciéndolo, no tenía autocensura y no le importaba si le aplaudían o no”, remarca Carranco.
Su legado vive, “sobre todo Nevermind, un grito de libertad en un mundo con un sistema que quiere encasillarnos en lo que ‘está bien’, para el beneficio del poder. Nirvana es una criatura extraordinaria que abrió los oídos de los escépticos en su propuesta y Cobain es una leyenda por su personalidad y legado musical descarnado, rasposo, rebelde y libre”. Flores concluye: “Kurt se volvió una marca que ha rebasado a la música per se; hasta la casa en la que murió y la banca son lugares de culto. Nació, vive y prevalece una fiebre por su figura y muchos somos parte de ella”.